Intimidades de una cualquiera

martes, 14 de marzo de 2017

Las (pesadas?) Valijas emocionales

No me críe en un hogar común o normal; Soy hija de padres divorciados, de cuando el divorcio no era algo de todos los días en nuestra sociedad. Durante mucho tiempo, cuando era niña, renegaba de esta realidad, hasta que de adolescente, me di cuenta que la decisión que habían tomado mis viejos, era lo mejor que me podía haber pasado, ya que se llevaban como el upite, y realmente, no eran felices el uno con el otro.
Mi primera lección (aunque a veces me la olvido) es: “Si no sos feliz, mejor agarrar tus bártulos e irte a buscar un lugar donde si lo seas, que quedarse viviendo en la amargura total”
Tenía (tengo) adoración por mi viejo. Es verdad, que cuando somos niñas, desarrollamos una especie de amor de Elektra por nuestro papá: Es nuestro primer modelo de hombre, y queramos o no, sus cualidades y sus defectos de alguna manera se quedan pegados en nuestro inconsciente a la hora de buscar una pareja. Cuando empecé a pensar en todo esto, rememoré mis parejas y ¿saben qué? Todos tienen algo en mayor o menor medida como mi papá.

Lo que me daba pena, es que lo veía poco. Luego él se volvió a casar y ahí sentí que esa “maldita” se robaba a mi papá; encima que lo veía poco, ¿lo tenía que compartir con esa cualunque? Uf, mundo cruel.

Su nueva mujer resultó ser incompatible conmigo, sino super celosa; hasta de la hija (yo) de su marido. Lo quería solo para ella, y ahí, a mis jóvenes 10 años, aprendí de lo enfermo que pueden ser los celos,  cuanto pueden lastimar  y desgastar una pareja. A causa de las acciones de ella, terminé peleándome con mi padre.Sentí que él la elegía a ella por encima de mí. Primera vez, en mi vida, que sentí que elegían a otra en vez de a mí. Lo que no dimensioné, en ese entonces, es como ese sentimiento me iba a condicionar en mi vida adulta.
¿Acaso no era lo suficientemente buena? ¿Por qué mi papá la elegía a ella? ¿Qué tenía ella mejor que yo?

Mi vieja, tampoco ayudaba mucho. Como se peleaban seguido con mi viejo, siempre que podía le tiraba un poco de mierda para que yo me enojara más con él (esto, por mala suerte, es moneda corriente entre padres separados, lo cual es una real cagada, porque los hijos no deben ser envenenados en contra del otro padre, o usados como aliados en un divorcio. NUNCA)
Ella siempre fue una mujer con muchísimo carácter: Determinada, muy inteligente, pero con un pasado doloroso detrás, donde sus padres, tampoco la eligieron (al menos así lo vio ella). Era la mayor de 4 hermanos, única mujer, y mi abuela no estuvo a la altura de lo que mi mamá esperaba (siempre ponemos la vara muy alta cuando se trata de nuestros padres). Por ende, mi mamá creció con un rencor que ocultó muy en el fondo, contra su familia. A pesar de estar en el fondo, a través de los actos cotidianos de la vida como mamá, repetía algunas acciones con nosotras (tengo una hermana).

Admiraba a mi mamá, (¿cómo no vas a admirar a quien se abrió su camino en la vida, sola?) aunque no compartía su manera de ver las cosas: Ella pensaba que los hombres no valían mucho la pena, que siempre decepcionaban, y que mejor ser “yegua” con ellos, antes de que te caguen. Nunca estuve de acuerdo con todo esto, porque veía a mi papá, y no quería que NADIE, pero NADIE lo trate de esa manera, así como tampoco sentía que estaba bien hacerlo con cualquier ser humano.
Queramos o no, la manera en que nuestros padres se comportan en nuestra etapa de crecimiento nos afecta, nos marca, muchas veces, nos condiciona. Me di cuenta, que cuando empecé a relacionarme con chicos, en el fondo, tenía ese miedo de que me dejaran por otra persona desde el principio; ¿Si mi papá lo había hecho… Que me salvaba de que no me lo hiciesen de nuevo? ¡Imaginate el golpazo que fue, cuando me enteré que mi ex me estaba engañando con la compañera de trabajo! Volví a revivir todo ese dolor que sentí cuando era chiquita. Aunque fue ese dolor, que me hizo dar cuenta el miedo que yacía muy en el fondo. Todavía sigo trabajando en ese miedo, ya que muchas veces me doy cuenta que me condiciona cuando conozco a alguien, porque me cierro por miedo a que eso me vuelva a pasar. Es un trabajo constante que hay que hacer.

Por otro lado, mi mamá siempre tuvo expectativas muy altas para conmigo, casi imposibles. Al ver que yo seguía un camino muy diferente al que ella quería, que no me interesaba el dinero (pensaba que yo debería casarme con alguien que me mantuviera, o al menos me diera un pasar tranquilo), y que ENCIMA, yo, descarada del universo, creía en el AMOR, se frustró. Y cuando se frustró, no supo cómo manejarlo, entonces, comenzó a presionarme y hacerme sentir culpable por pensar de esa manera. Ahora entiendo, que solo estaba enojada (solo es un ser humano), porque los padres para nosotros (la mayoría, bah) quieren lo mejor, y cuando nos escapamos de su “control” les agarra el pánico y ya sabemos que el miedo, nunca es buen consejero.

Me independicé desde muy chica. Siempre me la rebusqué para salir adelante, y esa libertad adquirida antes de tiempo, me forjó de diferente manera.  Pasé muchísimas cosas sola, lo cual me hizo mucho más fuerte, y me dio una coraza para que el mundo no me pase por encima. Elegí bastante mal de chica mis relaciones, pero puedo decir,  con orgullo, que hubo hombres que me han amado mucho, y que hasta el día de hoy, me siguen amando, aunque la vida nos haya llevado por diferente camino. Ese tipo de relaciones que desarrollé (yo terminé esas relaciones, porque sentía el deseo de volar y seguir creciendo), hoy me hacen dar cuenta, que SI SOY suficientemente buena, aunque yo pensara que no, y que debo creerlo yo, antes que cualquiera, así como también que SI puedo inspirar amores que superen la barrera del tiempo. También tuve las malas: tipos malos, con los cuales me desgastaba por “salvarlos” para demostrarles que yo era “buena” y con los que terminé aprendiendo que si ocasiona sufrimiento, desgaste,  no vale la pena. Costó, pero creo que ya aprendí… en un 70% (ponele).

Todavía me cuesta sacudirme de esas cosas que se me fueron pegando cuando era chica. Todos venimos con mochilas pegadas a la espalda, y está bueno ser consciente de que nos limita para ser felices.
También me di cuenta, que la forma en que me críe, hoy me lleva a elegir cosas diferentes, o mejor dicho, a vivir cosas diferentes a lo que la sociedad establece. Muchas veces me encuentro diciendo esto:
“Tengo 30 y pico de años
No, no estoy casada.
No sé si quiero hijos
Si, me gusta mucho mi trabajo.
No, no tengo todo resuelto.
Si, disfruto de mi soltería.
Si, me muevo fuera de lo que la sociedad dicta.
Si, soy feliz.
No, no soy un bicho raro.”

No está mal vivir aquello que nos hace felices. ¿Por qué permitirías que te juzguen? ¿Qué extraños o conocidos, decidan que es lo que VOS necesitas para ser feliz? No, no. Es una decisión pura y exclusivamente tuya. A medida que vamos creciendo, nos vamos adaptando, sabemos que siempre estamos cambiando, porque lo más natural del mundo es cambiar, y tal vez, querer cosas que ayer no queríamos.
Nuestros padres pueden marcarnos, pero nosotros tenemos la gran fortaleza de modificar aquello que no nos hace bien. Llega un punto que ya es ridículo culparlos por lo malo que nos pasa. Podemos sacudirnos las viejas costumbres e iniciar nuevas, que sean completamente nuestras.

Empodérate. Viví. Hace tu felicidad. Trabaja en vos. Hace tus reglas. Disfrutá. Sé la mejor versión de vos que puedas ser. Deshace las valijas.  Si no lo haces vos… ¿Quien lo va hacer?

2 comentarios:

  1. Es un flash cuando caes que estás repitiendo o reaccionando a la relación con tus viejos. Muy bueno lo que escribís, reconocer lo que heredamos no para recriminar sino para superar. Soltar, perdonar y poder cambiar. Besos Cocki.

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