Las mujeres también tenemos necesidades ¿vieron? No todas
somos del ramo de flores, los chocolates, la mar en coche y todas esas huevadas
salidas de películas de Hollywood.
A veces solo, tan solo, queres revolcarte,
ser feliz, y decir adiós, si te he visto no me acuerdo. Porque no siempre hay
interés humanístico. A veces, tan solo es algo exploratorio, de reconocimiento… un desahogo humanístico, digamos. Si, llamémosle
así, que va mucho mejor.
Con él empecé a charlar por temas laborales. Siempre formal
de mi parte, cada vez más confianzudo de la suya. Por esas cosas de la vida
(pene) me empezó hablar por temas no laborales, hacer preguntas cada vez más
personales, y así un día, de la nada larga: Te quiero coger. Del otro lado, me
quedé dura (no en ese sentido) ante semejante acto de sinceridad, teniendo en
cuenta que una sola vez nos habíamos visto, y tampoco es que había la re
confianza entre nosotros.
De ahí, fue escalando: yo, siempre correcta, el cada vez más
pajero. Al punto de que ya le calentaba
la oreja solo para ver con qué carajo salía, porque realmente… ¿Tan calentón
vas a ser, man? Sí. Al parecer sí. Tenía una gran contra: Era más sensible que
Grecia Colmenares menstruando. Soy
sensible, muy, algunos dirán, exageradamente sensible, pero este tipo me ganaba
por afano. Todo lo tomaba a mal, no entendía un chiste, y ahí pensé: “que densa
que debo ser a veces”, porque de vez en cuando, eso me pasa.
Me gustaría poder decir que se retirarme ante causas
perdida, o no convenientes, pero no sería yo si lo hiciera. Así que, aún a
pesar de todo, decidí tener una aventura con él.
Si, estaba bueno, ¿Qué otra explicación pensabas que te iba
a dar?
Salimos, tomamos algo. Mientras el charlaba, mentalmente, yo
repasaba las cosas que tenía que hacer en la semana. Era más aburrido que
chupar un clavo oxidado. Ni recuerdo todas las cosas que dijo. En un momento
decidí apurar el tema antes de morir petrificada de aburrimiento, así que tiré
la caña… Por suerte mojarrita picó.
Fuimos a su casa, y la máquina parlante, no paraba de
hablar. Hasta que lo callé al mejor estilo: con besos. Era eso, o una mordaza. Me parecía demasiado jugado para un primer encuentro.
Hicimos lo que nos interesaba, lo cual estuvo muy bien, pero
como no podía ser de otra manera, me mandé la gran Cocki: Cuando terminamos,
lejos de acurrucarme like minitah, me levanté eyectada de la cama, me cambié
(mientras él me miraba asombrado) y ahí me di cuenta: Lo estaba echando, en su
propia casa. Al parecer me falta aprender sobre modales después del garche,
porque vivo metiendo la pata.
Ya estaba levantada, ya había metido la pata, entonces ¿qué
me quedaba por hacer, más que irme? Entonces eso hice. Me fui. Aparte, no soportaba
más el olor a cigarrillo. Odio el cigarrillo, y ni un buen polvo me va hacer
aceptarlo, me he dado cuenta.
Se quedó en su casa solito. Seguro debe haber pensado que
estaba loca. O que era una forra. ¿A quién le importa? Al menos, a mí no. Me habló
un par de veces más. Ni cabida. Y así el consolador con DNI pasó a storage.
Cada cual, atiende su juego. Aparte, la verdad es que, hay
alguien que se está haciendo caminito hacia el corazón, de una manera tan
copada, que me encanta la experiencia. Pero ya hablaremos sobre eso.
Cocki
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