Intimidades de una cualquiera

lunes, 20 de abril de 2015

Dejar de ser, para volver a SER.

Después de estar congelada por un tiempo,  un día decidí salir de mi estado vegetativo. Me levanté, decidida, a salir nuevamente a la vida. Soy una mujer exagerada, a tal punto que llevo todas las situaciones al extremo: si me siento miserable, soy MISERABLE, si estoy feliz, SOY FELIZ, así con todos los sentimientos. No existen grises para mí, me parecen un lugar de la vida, donde solo van los cobardes que no quieren tomar decisiones. Como les expliqué, soy exagerada, hasta en mis máximas.

Ya había pasado una semana desde que me había separado. Yo estaba al estilo Marta Sanchez: Desesperada. Amargadisima, hinchada los ovarios, con bronca, con ganas de volarlo en mil pedazos, desorientada, todo junto. 
Pero justamente, ese día, decidí que era hora de dejar de ser un zombie de The walking dead y volver a la vida, pensando, que las cosas se iban a ir acomodando naturalmente, porque como sé, y como ustedes saben, nadie se murió de amor.
Bueno, salvo que cuentes a Romeo y Julieta. Pero eso fue un error de cálculos, pobres. 

Salí de mi probeta, me sacudí el polvo, y decidí que era hora de peinarme: Mi melena ya parecía sufrir de rabia. No sabía si peinarla o ponerla a dormir... El horror. Pasé por un espejo y ahí me quedé: Mirando a ese extraño ser que se reflejaba en él. No era Cocki... Era una cosa, sacada de una película de terror de los 80's. Alien, al lado mío, era Sharon Stone. "¿Quién carajo sos?" Dije en voz alta. Les juro que no me reconocí: la mirada re pan triste, sin luz, la piel apagada, el pelo ya lo hablamos, mi vestimenta, bueno, de eso ni hablemos, estaba a un paso de ser una homeless. Estaba extremadamente flaca. Muy. Se notaban los huesos de la clavícula, tenía la cara chupada, parecía enferma... Acá les muestro la selfie que me hice ese día:




Estaba shockeada: ¿Cómo me había descuidado tanto? ¿Donde estaba Cocki?

La tristeza hace eso. La inconformidad. Durante el último tiempo de lo que llamamos mi “relación” me encontraba muy insegura por lo que ya saben, sumado a eso, él se mostraba ya indiferente conmigo. Me criticaba mucho, ya no me halagaba, ni me decía esas cosas trilladas que nos gusta escuchar a las mujeres. Lo peor eran las criticas. Me criticaba TODO, desde mi forma de vestir, hasta cosas de mi apariencia, y débil como me encontraba, mi autoestima empezó a quebrarse despacio pero sin detenerse. De alguna manera siento, que él me estaba apagando porque mi forma de ser, de alguna manera o le molestaba, o era demasiado díficil de manejar para él. No sé si lo hacía apropósito o sin querer, pero yo sentía que me quería dominar, mantener a raya, digamos. Mi año no fue fácil. Cada cosita pequeña, mala, que sucedía, me iba tirando cada vez mas, hasta que me quedé sin luz por completo. El fue mi Edesur en verano, para resumir en una frase.

JAMAS me había pasado semejante cosa. Siempre fui muy fuerte, de bancar todo... cuando digo todo es TODO, siempre fui una guerrera nata; pero la secuencia de tristes incidentes me habían dejado sin fuerza. 
Rememorando todo esto, viendo la imagen que me devolvía el espejo, hizo que dentro de mí se despertara un fuego, un fuego que al principio fue bronca, bronca, por haberme permitido llegar a este punto. Si tuviera que graficarlo, sentí como si de golpe cayeran todas las cadenas que me estaban sujetando. Que había llegado el momento de salir de la jaula que yo misma me había impuesto, y volver a SER Cocki, en cada centímetro de mi petisa humanidad, en cada palabra, en cada acto, en lo externo, y en lo interno. NECESITABA, QUERIA volver a ser yo.

Me bañé, y me fui a la peluquería. Me corté la melena, ya que sentía que ahí se estaba acumulando la mala vibra de muchos pensamientos tristes, hasta mi cabellera, necesitaba empezar de nuevo. Volví a mi casa, agarré mi placard, junté toda la ropa que no me identificaba (ropa que había comprado esperando que me hiciese sentir mejor) y la doné. Acomodé y limpié (esto lo hice con una determinación asombrosa, ya que en mi mente me estaba limpiando a mi misma, de alguna manera) mi casa, de pe a pa. Tiré todo lo que estaba roto, lo que ya no servía, lo que estaba haciendo bulto, empobreciendo al resto de mi hogar, empobreciéndome a mí. Cambié los muebles de lugar, redecoré. Tomé la decisión de volver a mi peso, me diagramé una rutina de ejercicios, y una alimentación mas sana. Hoy en día les puedo decir que no solo estoy en mi peso, sino que encima mi cuerpo se siente mejor que nunca.
Lo externo, reflejaba como me sentía por dentro: Un desastre. Entonces, en mi cabeza, lo funcional, iba a ser que empezase a resolver y acomodar lo externo, para que lo interno tuviera que hacerse eco… Funcionó.

De a poco, empecé a escuchar de quienes me conocen: “Ay, Cocki, que linda te estas poniendo, que alegría verte CENTRADA de nuevo” “Cocki, mirá que linda tenés la piel! Pasame el dato nena” “Cocki, que feo lo que te pasó, pero que linda se te ve, y ¡Que feliz!”

El mejor elogio, me lo brindó mi papá: Estabamos cenando juntos, charlando de la vida, y en un momento, me apoyó una mano sobre el hombro, y mirandome a los ojos, sonriendo,  me dijo: “Hija, que alegría ver que estas siendo vos de nuevo, bienvenida, Cocki.”

No les puedo explicar como me emocionó esto. Sus palabras me dieron un panorama de lo bajo que había caído, y me juré a mi misma, que JAMAS de los JAMASES iba a dejar que me sucediera algo así. Ya había aprendido mi lección. A veces pensando que se hace por amor, se toman las decisiones equivocadas. Me relegué, y fue mi culpa. Dejé que me pisotearan. Claro, siendo una mujer que siempre tuvo un  carácter a prueba de balas, eso hizo trizas mi ego. Cuando te tocan el ego, es como si arrancan una parte tuya. Hasta les diría que el corazón se cura mucho mas rápido de lo que lo hace el ego. 

Si tuviese que figurar mi evolución de manera poetica, les diría que pasé de ser una oruga a ser nuevamente una mariposa. Siempre me gustó estar linda, entonces me cuido mucho. Soy muy coqueta y (ahora) no estoy con nadie que quiera apaciguar mi carácter (me pasa a menudo, que me ven como un desafío… ¿querés un desafío? ¿Qué? ¿Tengo cara de deporte extremo? ¡Por favor!) O me querés como soy, o te vas a freír churros. Así de corta la bocha.
Hoy me pongo yo primera, segunda y tercera. ¿Por qué? Porque aprendí mi lección. Es lo que les quiero transmitir a ustedes, desde mi experiencia: Si estás en una relación que te está apagando, salí YA de ella. Vas a poder vivir sin esa persona, y vas a estar mejor que nunca. Si te estas sintiendo oruga, porque recién terminaste, o porque la persona que tenés a tu lado no te valora, ¡NO! Ya levantate, y ponete manos a la obra… Nadie merece que dejes partes de vos, en una relación. Tienen que amar TODA tu humanidad... Sino, no sirve. Usá el proceso de separación para salir mas fuerte y mejor que nunca. Los finales, son nuevos comienzos. Nunca te olvides de eso.

Sean (seamos) egoístas. Nuestra felicidad está primero. Viene la parte zen: ¿Por qué si no nos amamos a nosotros mismos, como podemos pretender que nos amen? Esta frasecita de libro de autoayuda es una de las verdades mas verdad que se han dicho.

Mi tarjeta está agonizando, mis gastos, les juro van a levantar la economía del país, pero hoy, cuando me miro al espejo siempre digo lo mismo: “Hola mujer, que lindo es volverte a ver. Que sigan los éxitos”. No porque lo material me haga sentir mejor (bueno, un poco sí), sino que estoy invirtiendo en mi misma. Todo es una inversión para mí. Y me mimo, porque siento que me lo merezco, porque quiero, y porque si.

El mundo es mi pasarela, y la rockeo como nadie. Te recomiendo hacerlo. Se siente divino sentirse poderosa.

¿Qué estás esperando? Vuela coquito/a, VUELA!

Cocki Sarli.

3 comentarios:

  1. Me tengo que tener primero, para luego darme! Grande cocki!

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  2. ¡Exactamente! ay, me acordé de la canción de Patricia Sosa, aprender a volar, o algo así se llamaba. ¡jajajajajajjaa! Grande vos ;)

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Gracias por pasar! Te espero nuevamente.