- Creo que es hora de dejar de venir
- Por qué?
- Porque no tengo nada mas por lo cual llorar, o analizar, o quejarme, o algo que requiera mi presencia aquí. Es hora de que me las arregle sola. Que encuentre soluciones, que me cuestione menos, que disfrute mas.
Así como vine voluntariamente, me retiro voluntariamente. No necesito “bastones” para caminar. No estoy herida. No estoy cojeando. Estoy bien, me siento bien, me veo bien. Creo que venir acá, es perder tiempo que podría estar dedicando a otra cosa.
- Cómo por ejemplo?
- A mi. Íntegramente a mi. No quiero hablar de terceros. No quiero hablar en definitiva. Quiero hacer, quiero ver, quiero reírme, y por primera vez en mucho tiempo, estoy afuera de mi cascarón, y quiero escuchar. Por qué no, ayudar a otros también.
Ya no estoy herida. Duermo bien por las noches. No tengo pedazos por juntar. Me siento completa.
- Aunque no tengas un hombre a tu lado?
- Porque no tengo un hombre a mi lado, me siento completa. Porque tengo muchas cosas más: amistad, familia, trabajo, sueños trabajando, metas cumpliéndose. Tuve a alguien a mi lado, y me sentí la persona mas incompleta del mundo. Se fue de mi lado, y toda mi vida volvió a encajar de nuevo. Mi energía, ahora, está depositada en todo lo que me está sucediendo. No pasa por querer o no querer, simplemente es como las cosas se están dando: Estoy concentrando toda mi energía en mí y en llevar a cabo todo lo que me propongo. No busco, ni espero; Camino. Quien quiera caminar conmigo, que se me una. Que no me pida que resigne, que me aliente a que haga mas, a que sea mejor, a que sea grande, mas grande. Que me incite a quebrar límites, y que sepa estar ahí cuando me caigo. No quiero mitades, quiero enteros. No quiero migajas, lo quiero todo o nada. Un compañero, un co-equiper, un amigo, un amante: la pasión, la comprensión, el amor, la tolerancia, el tiempo, las ganas, la distancia y el acercamiento oportuno. Todo eso quiero, y no estoy dispuesta a negociar por menos.
- No te parece que estas siendo exigente?
- Es ser exigente?
- No sé. Te pregunto
- No. No lo es. Es difícil, a mi edad, empezar de nuevo, mas cuando el tablero se re-acomoda involuntariamente, o mejor dicho, por voluntad de otro. Salí de un camino perdedor, cargando una mochila muy pesada sobre mi espalda. Ahora desarrollé alas. Entonces no, no es ser exigente, es saber lo que una quiere,.. Aprendí. De eso se trata, de aplicar lo aprendido.
- Qué aprendiste?
- Que jamás hay que relegarse, por nada, ni por nadie. Que nada, ni nadie, vale la pena si te hace sufrir. Y que el instinto, la intuición son herramientas afiladas, que bien aplicadas te allanan los caminos, te otorgan respuestas, te ayudan, en definitiva.
- De qué depende que sean bien aplicadas?
- De saber (aprender) a escucharse a uno mismo.
- Hoy como te ves?
- Entera.
- Pasó un año no?
- Casi.
- Y como te ves con respecto a esos días?
- Miro atrás, específicamente a esa etapa de mi vida, y sigo sin reconocer quien era. Pero fue necesario que pasara esa etapa de “durmiente” para que hoy tenga el poder y la fuerza que tengo.
- Lo volverías a ver? Hablar?
- No.
- Te dolería?
- No lo sé. Simplemente sé que a los muertos es mejor dejarlos en paz.
- Pero el no está muerto.
- Para mí si. El me conocía, sabía de mi manera de ser, y fue SU decisión elegir morir para mí. Se la respeto. No tengo nada que decirle, nada que perdonarle, no tengo nada, no tenemos nada.
- Tienen un pasado.
- Lo pasado… pisado, y a otra cosa mariposa.
- Y si el quisiera hablar con vos?
- Dudo que quiera
- No sabes.
- No. No sé. Así como tampoco sé que respuesta darte a esa pregunta, porque no lo imagino, no lo siento, y tampoco lo quiero.
- Lo perdonaste?
- Lo deje ir. Que se perdone solo, si es que considera que hay algo que perdonar.
- Pero no lo llamas por su nombre.
- No me sale nombrarlo. Como dije, a los muertos hay que dejarlos en paz. Yo estoy vivita y coleando, construyendo mi vida, siendo la mujer que siempre fui, y que quiero ser, mejorando día tras día.
- Entonces te sentís preparada?
-Si.
- Segura?
- Si.
- Sos feliz?
- Hasta en los momentos tristes… Que por suerte, ahora, son minúsculos e insignificantes.
- Me alegro mucho
- Si… Yo también.
Cocki Sarli.
Yo también me alegro mucho Cocki!, que tus momentos tristes sean cada vez más pasajeros y que los fantasmas de los "muertos" te dejen en vivir en paz. Muy sócratica tu terapista te diré jajaja. Continúe escribiendo así, que la seguimos leyendo :)
ResponderEliminarHola Poli! Es un él :) Gracias, amigo. besote grande!
EliminarCreo que este es tu mejor post, me gusta tu manera de ver la vida. Sigo el blog desde hace rato pero no soy de comentar, seguí así que me encanta leerte :)
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