Cuenta la
historia, que no hace mucho tiempo atrás, existía una raza de masculinos que se
llamaban: “Hombres de 30 y tantos”. Antes de que la adolescencia robe tiempo de
la adultez, haciendo desaparecer a la mayoría de esta rara raza, estos hombres
co-existían con las sus pares féminas, en relaciones consideradas relativamente
normales: Se conocían, salían un tiempo, se ponían de novios, se casaban,
tenían hijos, y así giraba y giraba el círculo de la vida.
Se
independizaban de sus padres a temprana edad. Normalmente contaban con buenos
trabajos, y tenían el instinto de cuidar a su mujer, desde el aspecto monetario
hasta el sobreprotector. No desmerecían a sus pares, sino que iban a la par, y
por un tiempo, tal vez demasiado breve, los hombres de 30 y tantos, y las
mujeres de 30 y tantos, conformaron alianzas que parecían inquebrantables.
Pero,
pronto, este paraíso de los adultos se vió amenazado: El nacimiento de las
redes sociales, el avance y prolongación de la adolescencia, el capitalismo, la
metrosexualidad y varios factores mas, destruyeron de a poco a esta raza dada
por sentada en su momento.
De a poco,
hombres inteligentes, divertidos, independientes, monetariamente asentados, con
buenos trabajos, buena educación, sensibles, pero machos al mismo tiempo,
fuertes emocional y físicamente, interesantes, adultos, empezaron a
desaparecer, para dar lugar a toda una generación que se aferra a vivir con sus
padres, que tienen trabajos pocos estables, sentido de compromiso casi nulo,
poca capacidad de compromiso, ambición casi nula, monetariamente quebrados, o
con ánimos de ser mantenidos, poco sensibles (o demasiado), amantes de los
espejos (los exagerados), y lo peor, robando el protagonismo en el escenario de
la histeria, reservado, hasta ese momento, solo para las mujeres.
Atrás
quedaron los días donde las mujeres se quejaban por cosas ordinarias como por
ejemplo que el marido o novio no hablaba, o que trabajaba mucho, o pasaba mucho tiempo ausente; eso al día de hoy, parece una
pavada... Hoy, se escucha el llanto desconsolado de las mujeres, por los
recovecos de la gran ciudad, alegando la falta de compromiso, de empatía, de ambición,
de crecimiento, de inteligencia que come a la juventud masculina, como si fuera
un virus implacable, avanzando y destruyendo a sus huéspedes sin miramientos, dejándolas
en una situación de conformidad con lo "peor es nada", o renegando, o despotricando,
o solas.
Cuenta la
leyenda, que existen sobrevivientes de aquella raza tan extrañada. Pero están
escondidos, o bien viven en tierras lejanas, siendo considerados joyas, en el
barro de la mediocridad. Hay mujeres que no se rinden en su búsqueda incasables
de estos especímenes tan raros de encontrar hoy en día, sabiendo que descubrir
su morada, conocer a uno de ellos, puede ser la llave a la felicidad tan
soñada: Alguien que la acompañe, un co-equiper, un hombre con todas las letras. Que la leyenda, el mito, se haga realidad.
Atte: Las solteras de 30 y tanto hinchadas las pelotas.
Cocki S.
q es lo rosado de la portada?? siempre me dio curiosidad!!
ResponderEliminarespectacular el post, como todos
Me crees si te digo que no sé? Lo hizo una amiga... Le voy a tener que preguntar, así nos sacamos la duda (que dicho de paso, también tengo). Muchas gracias :) Beso grande.
EliminarMuy bueno, éste y los otros post que leí hasta ahora. Lo que pienso seguir haciendo. Saludos
ResponderEliminarAh! Tengo 30 y tantos
Muy bueno, éste y los otros post que leí hasta ahora. Lo que pienso seguir haciendo. Saludos
ResponderEliminarAh! Tengo 30 y tantos