Viste cuando dicen, que hay cosas que están destinadas a
suceder? Que cuando tomas cierta decisión, que parece aleatoria, en realidad
tiene todo un trasfondo detrás? Bueno, creer o reventar, cuan sapo en ruta,
siento, que ese tipo de cosas son reales, y si no, saquen sus propias
conclusiones:
Día X: mi despertador sonó como todas las mañanas, a la
misma hora. Ubicado en el mismo lugar, hice lo de siempre: apagarlo con la
promesa de que lo haría, al menos 3 veces más, pero de golpe, no tuve ganas de
ir a trabajar... podía trabajar desde casa a decir verdad… Aunque yo sabía y el
despertador sabía, que en realidad, no tenía ganas de trabajar ese día X. Así
que, mandé mail a mi divina jefa, argumentando que no me sentía bien y que iba
a trabajar desde casa. Listo. A seguir durmiendo.
Me desperté, me puse a ver mis mails laborales, cuando me cae un mensaje de whatsapp: Era Bea preguntando si quería que nos veamos. Le dije que no había ido a trabajar y estaba como inquieta… No tuve mejor idea que decirle que vayamos a tomar algo a la tarde. Coordinamos, y quedamos en vernos en el Starbucks de plaza Armenia tipo 17:00 hs.
Mis cosas laborales las hice por la mañana, así que a la tarde, aproveché para pasear por Palermo, comprar algunas cosas y luego me dispuse a ir al encuentro de Bea. Venía absorta en mi celular (para variar) cuando “sentí” que debía levantar la vista. Miré (tenía la “necesidad”) y ahí estaba, iba caminando por la vereda de enfrente: Mi ex.
Me quedé petrificada. Meses, que se sienten años, sin verlo. Me di cuenta, que casi casi que no recordaba su cara. Sentí como el cuerpo se empezaba a poner nervioso. El tiempo, pareció congelarse, y lo observé: Estaba igual que siempre… pero desmejorado. El pelo grasoso, largo, misma vestimenta (se cambiará alguna vez?), mas musculoso, pero…igual. Era como si para el no hubiese pasado el tiempo… En cambio, sentí que él se congeló y yo avancé terriblemente. Presté atención a mis sentimientos: Nada. Solo un poco de nervios. De golpe, todo aquel ser que me había enamorado alguna vez, por el cual sufrí tanto, derramé tantas lágrimas, perdí valioso tiempo en odiarlo y matarlo de todas las maneras posibles (mentalmente claro), en ese preciso momento, me parecía tan poca cosa… No lo digo despectivamente, sino comparado a la magnitud que le he dado a su persona en su momento.
“Era tan así cuando estábamos juntos?” No sé qué decirles. Me parece que mis ojos, al ser los de una enamorada, no llegaban a ver la cantidad de defectos que tenía ese extraño ser, que caminaba enfrente mío. Tanto miedo que tenía de volver a verlo, y ahí estaba, sintiendo absolutamente nada. Inmutable. Con más recuerdos que otra cosa, pero ningún anhelo.
Caí en la cuenta, al verlo, realmente como es, que si hubiese seguido a su lado, iba a terminar desapareciendo, porque el sigue de la misma manera, haciendo lo mismo, sin avanzar, sin retroceder, en una meseta. Cambió novia, tal vez laboralmente haya avanzado algo (lo dudo, me hubiera enterado) pero básicamente, lo mismo. En cambio, yo, al revés, me hundí, mesetee, y desde hace bastante tiempo despegué tipo cohete.
Todo aquello que lloraba, en ese momento lo sentí fútil. Me
di cuenta, que jamás lo extrañé a él, sino que extrañaba el hecho de estar en
pareja. Notese que ni siquiera digo, estar bien con alguien, porque ya saben de
sobra, que estuve como el culo a su lado.
“Se merecen” fue el pensamiento que cruzó mi mente. Al fin de cuentas, todo lo sucedido fue lo que tenía marcado en mi camino, para aprender, todo lo aprendido en este último tiempo, un poco a los golpes, un poco sabiamente, de manera inteligente casos, de sopetón en otros.
Un bocinazo me sacó de mi ensueño, y lo vi perderse entre la gente. Desee perderlo de vista para siempre. Era un tipo más. Común, corriente. Nada.
Una sensación de calma invadió todo mi ser. Llegué al Starbucks sonriendo. Bea me miró y acto seguido dijo: “Que te pasó viniendo para acá? Tenés cara de que algo pasó”. Le mostré todos los dientes estilo caballo, queriéndola más que nunca, por conocerme tanto. Conté lo sucedido, mis conclusiones, mis sensaciones. Ella me escuchó atenta. Cuando terminé de hablar, permaneció en silencio, me miró directo a los ojos, se levantó de su asiento y con una enorme sonrisa, se acercó a mí y me abrazó.
-
Y esto, Bea?
-
Cocki… estas curada. Superaste al muerto, Cockita atorrante.
Le sonreí inmensamente. Es una poeta nata Bea. Pasamos el
resto de la tarde charlando todas las pavadas lindas que charlamos las amigas
cuando nos juntamos, y fue uno de los mejores días que he pasado en mucho
tiempo.
Valió la pena haber seguido mi instinto y faltar al trabajo…
vieron? El efecto de la causa. Nunca falla.
Cocki Sarli
Hola Cocki!, hablando de casualidades/causalidades ayer me crucé a mi ex de la manito con un tipo...primero fue como chocar un iceberg, pero hoy extrañamente no me duele tanto como pensé. No sé si "superé mi muerto" pero es una buena señal. Gracias por tu post, tenés una forma de redactar encantadora. Besosss!
ResponderEliminarQue bueno que no te haya dolido! Siempre es una sorpresa, es como un cachetazo, pero hueco... Mandale muchos besitos y seguí para adelante, que estas bien encaminado!
EliminarMuchas gracias por tu elogio... Lo valoro mucho :)