Creo que me he caído mucho desde niña. Lo pienso, y vienen a
mi memoria las veces que me he caído de la escalera, o los golpes que he tenido
ya que era bastante “varoncito” desde chica. Tiene que haber sido eso, sino, no
me explico ciertas cosas que hago con la edad que tengo, que SE que si las
pensara una milésima de segundo, no las haría, ahorrándome así toneladas de vergüenza.
Esta que hice, no solo me dio la vergüenza, mas infinita que
pueda existir, sino, que también pude haber muerto. Igual, es secundario,
porque lo único que va a ser recordado, y que recordaré es mi sentimiento de “tierra
trágame. Noé ahógame” que tuve en ese
momento.
Con este muchacho, al que vamos a llamar S, nos fuimos de
viaje. Alquilamos una linda cabañita, muy bonita la verdad, con todas las
comodidades, dispuestos a pasar unos días de relax, disfrute, buena compañía y
claro está: Buen sexo. Claro, creo que era el objetivo principal de toda la movida. Si, bueno, compartir buenos momentos también. Obvio, no es solo un pedazo de carne, obvio. (pst!)
Como sabrán, o no sé si saben, pero acá se enteran, hago
mucho ejercicio (esta explicación es necesaria, no se vayan). Yoga, box, baile,
patino… Hago de todo, porque soy muy culo inquieto, y tan acostumbrada estoy a
moverme, que donde voy, termino ejercitándome, aunque los demás vean que tengo
algo similar a un tic, no sras, no sres, estoy entrenando tímidamente, porque
no puedo dejar el cuerpo quieto.
Seguimos: Con el muchacho llegamos, nos acomodamos, y
procedimos a recorrer el lugar al que fuimos: hicimos trekking, paseamos,
fuimos, venimos, etc etc. Al llegar la noche, regresamos a la cabaña, exhaustos.
Pero todavía faltaba el plato principal: Matarnos en la cama.
Yo ya estaba muerta, así que pensé que iba a saber, de una
vez por todas, lo que significa ser una tabla de planchar en la cama, o bien, como lo
llamo: Hacer el amor al estilo zombie. Si, dije hacer el amor, porque en el
fondo soy re tierna, vieron?
Comimos, nos bañamos (no juntos), y me fui acostar, en
toalla, esperando que el saliera del baño, para arrancar. Me quedé en toalla,
porque, para qué cambiarme, si en 5 minutos iba a terminar en pelotas de nuevo. Estaba cansada, así que ahorraba esfuerzos... Tan rómantica yo... Sudo ositos cariñosos.
Me dolía todo. Las piernas, la espalda, los brazos. TODO.
Entonces, ¿siempre en toalla eh?, me dispuse hacer estiramientos mientras
estaba acostada, y en eso, no tuve MEJOR IDEA que hacer una asana en yoga, que
consiste en lo siguiente:
En el momento en que estoy subiendo mis piernas, y dejando
expuesto toda la humanidad de mi upite al aire, con la poca gracia que puede
tener un cuerpo desnudo en esta posición cuando pocas intenciones hay de ser
sexy, S, sale del baño y me dice con voz fuerte: “Cocki! Que estás haciendo?!”
Claro, me asusté. Y qué pasó? Claroooooo me caí! Lo que
recuerdo es esto: ir cayéndome como en cámara lenta, golpear mi lado derecho
contra la mesita de luz, estar un segundo sostenida en el aire, para luego caer
con toda mi humanidad al piso y producir un gran PUMBA!
Ahí me quedé. En el piso. Escuchaba como S, entre risas
trataba de articular la bien ponderara y ridícula pregunta de: “Estas bien?”
No. No estaba bien. Me había caído, desnuda, después de
hacerme la guacha pistola, la canchera, me caí, en pelotas, frente a él. Esto no es hollywood, vieron? Nadie se cae con tanta gracia. No. Todo se flaniniza (verbo inventado recién), las carnes no se mantienen en su lugar salvo que seas puro hueso, y tus caras, no... No van a ser las mejores, al contrario. Algo así:
Expectativa de cara al caer.... |
La realidad al caer. |
No me
quería levantar más. Me sentí peor de que cuando vomité en público (historia
para otro día), porque tenía intenciones sexuales con este chico, y andá a
saber hasta cuando, solo iba a ser, la piba canchera que hace yoga en pelotas y se hizo
mierda contra el piso.
Así me quedé en el suelo. El se reía. Yo me quería morir. El
culo al aire. La toalla en cualquier lado. Mi cuerpo dolorido. El ego
humillado. Mi humanidad entera estaba comprometida. Cerré los ojos, deseando la
muerte súbita, pero teniendo en cuenta mi historia, no, no iba a tener tanta
suerte, le iba a tener que poner garra a la situación, pero en ese momento,
estaba tan avergonzada, que necesitaba un minuto. O dos. O millones, para ser
sincera. Mejor desaparecer. Si, esa opción me gustaba mucho más.
Hasta que un momento siento una mano apoyarse en mi upite
desnudo (siempre me lo manosea) y le da un beso. Acto seguido dice:
- Cocki, tranquila… No pasa nada.
- Pasa todo S. ¡TODO! Me quiero morir.
- Bueno, a quien no le pasó caerse alguna vez…
- Caer, se cae todo el mundo, pero en pelotas, con
la toalla en cualquier lado a minutos de cojer, quien? (dije casi llorando)
- Solo vos, mi Cocki, solo vos… Por eso te quiero
tanto.
Y si… Después de semejante
discurso, le hice "el amor" ahí mismo, olvidé mis penurias, y saqué de mi libro,
todo aquello que SABIA que ESTABA RE BIEN. Kamasutra Coquitero. No fui zombie, fui el demonio de
tazmania, tenía una gran humillación por dejar atrás. Y logré. Hurra por mí.
Pronto fue olvidado, salvo que
haya alguna reunión. Ahí, S, siempre lo saca a relucir a modo de anécdota, y ya
hice las paces con eso, lo cuento y me río yo también… porque eso sucede con la
gente que te llevas bien sexualmente y personalmente, no importa cuanto sea el ridículo
que hagas, siempre te van a garchar igual.
Así que sabelo: Todos los rídiculos son superables, si contás a tu lado (por un rato o en tiempo sostenido) con la persona adecuada.
Cocki
Sarli.
N.A: Y si no es superable, mandarlo a freír churros y búscate a uno con sentido del humor.
Me pongo de pie y te aplaudo, grande Cocki!
ResponderEliminarjajajajajajaja! Muchas gracias genia!
Eliminarpero si leo y soy yo! jajaja sos muy craaaaaak
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