No cambiamos... Aprendimos.
Hecha la introducción necesaria para lo que viene a continuación, voy a comenzar mi relato en el día de la fecha:
Fernando, es un hombre bastante complicado. Egocéntrico, músico, en su momento experimentó con drogas, de difícil temperamento, por demás de atractivo y demasiado buen amante. Creo que con estas dos últimas aclaraciones, podrán entender porque me terminé acercando a él.
Lo nuestro es pura y exclusivamente carnal. Ni loca, ni drogada, tendría una relación con él, ya que según el prospecto con el que vino, tenés mas probabilidades de incurrir en un sufrimiento estilo novela mexicana que de pasarla bien y tranquila.
Ya tuve un tsunami en mi vida, no quería dos, solo quería sexo. Y eso busqué. Desde el principio fui bastante clara sobre este tema. Claro, que él, siendo mujeriego como es, jamás iba aceptar que una mujer no se enamore de él. Porque el gran amor que se tiene por él mismo, no le es suficiente... Necesita mas y mas. Le faltaron abrazos de chiquito, al parecer.
Lo dejo. Si el es feliz, quién soy yo para decirle que deje de intentar sus artimañas mas viejas que el mundo, y que se dedique a disfrutar lo que tenemos, que lisa, llanamente y hermosamente, sexo. ¿Para qué la ibas a complicar? Bueno, el necesitaba que yo tuviera mi nariz metida en su upite, por eso: Me celaba cada vez que podía, a pesar de que no era ningún secreto de que el estaba con otras; Me reclamaba cuando "olvidaba" (en realidad no tenía ganas) de contestar sus mensajes, y siempre me hacía repetirle, lo bueno que era sexualmente, lo gran hombre que era, y cosas por el estilo.
Como dije, era buen amante, por ende, en nombre del sexo a veces una banca cosas que normalmente provocarían explosiones donde hasta los volcanes se sentirían intimidados.
Todo venía bien: ya le había tomado el tiempo, sabía que palabras usar, que hacer y como manejarlo para que se mantuviera tranquilo y contento. Pero, todo método en algún momento presenta fallas, y el mío presentó una falla garrafal.
Nuestro acuerdo planteaba que siempre nos veíamos en su casa o en la mía. En mi caso, prefería la de él, así era libre de irme cuando yo quería, o al menos, eso creía yo.
Una noche salí, y antes de volver a casa le escribí para ver que estaba haciendo. Me dijo que estaba en su casa, y que le gustaría dormir conmigo, así que fui a su domicilio para cumplirle el deseo... Y el mío.
Hicimos el amor casi todo el resto de la noche, lo cual, sumado a que estaba muy cansada de mi salida y de mi día, provocó que me quedara dormida, sin darme cuenta.
En cierto momento,entreabrí mis ojos y un rayo de luz, violó mis corneas, y me desperté sobresaltada. "¿Qué hora es? ¡Mi perro!" fueron mis primeros pensamientos. Me levanté re torpe, busqué mi celular, y eran casi las 10 de la mañana. Urgente tenía que volver a mi perro, que pobrecito había pasado la noche solo, y seguro estaba esperando para salir. Como les explico la culpabilidad que me carcomía el alma, tenía que ir a mi casa rápido.
-¿Cómo me voy?. Pequeño gran detalle. Fernando dormía bien dormido. La puerta estaba cerrada. Lo quise despertar y ni bolilla... Me paré en la punta de la escalera, y me quedé mirando la puerta de la calle, hasta que se me ocurrió como salir de la casa, sin despertarlo, y dejando perfectamente asegurada la casa tras mi partida.
Subí nuevamente al living, tomé un papel de mi agenda y escribí: "Fer, gracias por la linda noche, nos estamos hablando, un beso".
Dejé el papel sobre la mesa, bajé las escaleras, agarré las llaves del llavero, abrí la ventanita de la puerta, abrí la puerta, salí, cerré la puerta, tiré las llaves hacia adentro por la ventana, de manera que caigan bien lejos de la puerta, y cerré como pude la ventanita, para que no parezca abierta. Paré un taxi, y me fui a mi casa.
Al rato, suena mi celular. Veo la pantalla, era Fer. Atiendo: "Hola Fer! recién llamó Pablo (mejor amigo de fer, y gran amigo mio), para que vayamos los 3 (el, su esposa y yo) a comer una bondiola a costanera.. te dijo?"
-"Si, me dijo, vamos a ir, pero no te llamo por eso.
- No? Y por qué llamas entonces?
- Cómo te atreviste hacer semejante cosa?
. De que hablás?
- No te hagas Cocki, sabes de que te hablo.
- No tengo la mas pálida idea. Me aclarás?
- Me dejaste una nota... Sobre la mesa. Te fuiste sin saludar. Casi a escondidas.
- Me estas cargando Fer? Que tiene? Tenía que venir a ver a mi perro.
- UNA NOTA COCKI! Encima diciendome gracias! me dijiste GRACIAS!
- .... Vos me estas cargando... no?
- No. Cómo pudiste hacer una cosa así?! Que soy? Tu minita? Cómo te vas a ir así?
- Fácil... Yéndome. No te puedo creer que me estas haciendo lío por esto Fer. Nos vemos en un rato.
Corté.
Al rato nos vemos. No me hablaba. Claro, no solo lo había dejado con una nota, sino que encima, tuve el atrevimiento de cortarle el teléfono. No me habló por 1 semana. Ofendidisimo en su orgullo. Entiendo el tema del orgullo, pero me pareció exagerado. Igual, lo dejé enojarse tranquilo, que se yo... nobleza obliga.
Hasta el día de hoy, no me perdona el día que lo traté como minita. La verdad no entiendo... Acaso no estamos en una época de igualdad de género? Tan MALLLLL te vas a sentir mi querido? Al parecer... Si.
Pero mas allá de eso, cuando se lo conté a mi grupo de amigas, me miraron como si hubiese dicho "Por el poder de Greiscol": A ellas le habían hecho la de la notita, y ahí pude comprender porque es tan mal vista: Da señal de fuga, de no me importaste, de te usé. Ellas se sentían bien, como si yo hubiese vengado a la raza femenina al dejar ese papelito sobre la mesa.
Y yo, que pensaba que dejaba tan sólo un papelito. No. Ese papelito en la "guerra" masculina-femenina, alcanzaba la dimensión de Games of thrones.
Miércoles. Cuanta presión para un simple y pobre papelito. Todo por mi culpa.
Mala Cocki. Mala!
Cocki Sarli
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