No soy de hacer listas, salvo que sea para el super, para
evitarme ahorcar la tarjeta de crédito. En lo que se refiere a las personas con
las que estuve, prefiero que mi cerebro haga memoria selectiva y recuerde a lo
que me marcaron, y seleccione a quienes olvidar. Eso me ha traído algunas vergüenzas,
ya que a veces me hablan de tal o cual, o peor! Me han saludado y no doy ni
registro, quedando como la peor de todas.
Si, bueno, tengo 30 y tantos, estuve con unos muchachines,
no se me hagan las espantadas.
Este escrito, nace espontáneo, porque estaba recordando a un
par de seres con los que estuve: cada uno tenía una cierta característica que
lo hacía inolvidable, la cual comentaré, resumidamente (si puedo) a
continuación:
El judío: Con el estuve a mis 20 y pico. Amor a primera
vista. Lo conocí en el cumpleaños de mi mejor amigo, y esa misma noche se “mudó”
conmigo. Lo recuerdo mucho, porque como amante era tremendamente genial, pero
lo que lo hizo inolvidable era su tendencia al drama. Mi Dios, que tipo
dramático. Era un actor encubierto. Su vida era medio desastre, pero a los 20,
si encima te atienden bien, tendes a hacer ojos ciegos a todo lo malo del
chico. Fue una relación tan revoltosa como corta. 1 año y pico. Nos prendimos
fuego, y no en el mejor sentido. Hace poco volví a encontrarme con él, y para
su mala suerte, sigue tan dramático como siempre… Y pelado. No fue negocio su manera
de ser, y debo ser sincera: ME SALVÉ.
El Hiperactivo: No se quedaba quieto nunca. NUNCA. Ni
siquiera cuando dormía. Creo que tenía pulgas en el recto, sino no se entendía.
Amante de su celular, el mismo sonaba a cualquier hora, y no exagero. Ojalá
hubieran sido minas, no… Eran sus amigotes que eran tan hiperactivos como él.
Los terminé odiando a todos, especialmente a él. Me era imposible llevarle el
ritmo. Nos íbamos a casar, nos comprometimos, todo… No pude, simplemente sabía
que no iba a poder lidiar con su existencia. Somos amigos desde más de 20 años,
ya se juntó y se separó al menos 4 veces, … todas mal… De nuevo: ME SALVÉ
El mujeriego: Solo buen sexo. Ser humano desastre. Egocéntrico.
Celoso. Caprichoso. Lindo, y buen sexo, no tenía mucho más en su haber… de
nuevo: ME SALVÉ
El Gay no declarado: Para mí, siempre lo fue. Duramos menos
que un gas en una canasta. Re buen pibe… Muy intenso en sentimientos. Tan
intenso que necesitaba oxígeno cada vez que estaba con él. Bastante mantequita,
y su baño era algo similar al mío en productos, eso siempre me llamó la
atención. Lloraba y reclamaba mucho. Casi como nosotras cuando tenemos el
síndrome pre menstrual. Siempre me sentí el hombre en esa relación, y varias
veces le pregunté si tenía definido su orientación sexual. Se ofendía. La
verdad que no entiendo por qué se ofendía ya que su comportamiento era bastante
dudoso. Hace poco, tuve noticias de él. Se enteró que me había separado y se
ofreció como amante.
Demasiado. Ese chico, es demasiado. Otra vez: ME SALVÉ
Por último, Mi ex: Egocéntrico, desinteresado (por mí),
caprichoso, inseguro, buen amante, y en el último tiempo, sumó a su larga lista
de “cualidades” la de engañador y mentiroso. Para tomar una decisión (con
respecto a nuestra pareja) le pedía permiso hasta al oráculo de Zeus. Él estaba
primero, segundo él y décimo él. Tenía cosas buenas, pero la verdad que
ninguna, hoy en día es algo remarcable (para mí). Demás está decir, que la
separación fue muy beneficiosa para mí… El me aplastaba demasiado, me ahogó
como una arena movediza… de nuevo, y finalmente: Me salvé.
Conclusiones: Entre ellos, hay una cosa en común: Todos
daban buen sexo. O al menos, conmigo tenían piel. Será que acaso tengo piel con
perdedores en potencia? Ay, qué miedo. Bueno teniendo en cuenta mis últimas
anécdotas, creo que el tipo perdedor, ya no es lo mío. O al menos ya no me llevo bien.
Otra cosa que puedo concluir, como vieron al final de cada
descripción, que separarme de cada uno de ellos fue un acierto, más allá de que
en su momento me haya dolido, más allá de que todos, en algún momento fueron el
amor de mi vida, hoy sé que todavía queda mucho hilo por cortar, y mientras me
entretengo con mi vida y mis actividades, quiero contarle a ÉL, el que va a
venir y que me va hacer re contra feliz, que lo estoy esperando con los brazos
abiertos, que prometo darle lo mejor de mí, hacerlo muy feliz, y que juntos
vamos a conquistar al mundo.
No, no como pinky y cerebro… Bueno… Un poco capaz sí.
Cocki
Que loco eso, que en cada momento uno pensó que era "the one" y después resultó siendo una más. Me gusta esa idea de dos contra el mundo, ojalá a todos nos aparezca el Pinky de nuestro Cerebro (o viceversa). Besos Cocki :)
ResponderEliminarBeso enorme para vos!
Eliminar