La palabra
intensa puede ser muy negativa, oh si, sr. Aprendí mucho sobre la intensidad
con el muchacho que les expongo hoy. La línea, la que separa la intensidad
buena, de la mala, es tan delgada, que un tropezón basta para convertirte en
una pesadilla.
Mi
pesadilla, duró tan solo 3 vistas, pero fue suficiente como para que huya sin
mirar atrás. Fue el período mas corto, intenso y novelesco que tuve con
alguien.
Bueno, no
sé si es verdad, pero no recuerdo en este momento otro tipo así.
Ok, resulta
que conozco a Intensidad en un cumpleaños. Pegamos onda a través de risas
cómplices, en un santiamén. Mirada va, mirada viene establecimos una conexión.
Lamentablemente esa noche tuve que irme mas temprano, por trabajo y ni siquiera
pude despedirme de él.
No te
preocupes eh? Al otro día me puse hacer mis deberes y no me dormí. Le hablé a
un amigo que tenemos en común, y le pedí, “de onda”, que me haga “la onda” con
Intenso. Me dijo: “De una!” y ahí quedó todo.
Unas
semanas después, me cae solicitud de amistad de este muchacho en cuestión.
Acepto y empezamos a charlar por messenger. Intenso, ni lento ni perezoso,
luego de un ratito de charla, me invita a tomar una cerveza, esa misma noche.
Eu, claramente dijo que si.
Salimos ese
mismo día, y fuimos a tomar unas cervezas. La conversación fluía, y no faltaban
las risas. Vieron que importante es cuando la situación fluye, ¿no? Es como que
la situación es natural, y eso es todo, no me digan que no.
Juro que
frente a frente, sentía como una corriente de energía que me daba unas ganas
locas de prenderme a él. Y llegó el momento del beso: Caramba, como besaba ese
muchacho. Y dijo una frase que se me quedó grabada a fuego: “ No hay gente que
bese mal; Hay gente que se besa bien y
hay gente que no”.
Cuanta
verdad en una frase.
Esa misma
noche terminamos enredados, porque, la química era todo sras y sres. Todo era
intenso (las señales eran claras): Los besos, la cama, todo, todo. Tanto, que
Intenso en un momento atinó a querer quedarse todo el fin de semana.
-“Eh? No. What?
No.” Pensé. En voz
alta, di como excusa que tenía que hacer esto y aquello, y que de última nos
veíamos la semana que viene.
Luego
partió de mi casa, y los días siguientes, me escribía para encontrarnos.
Intenso empezaba a escalar.
Salimos en
una segunda cita. Cada vez se ponía mas y mas intenso. Tiró planes de viaje.
Tiró ideas de las mil y un salidas que íbamos hacer juntos. 2 salida. Me gustan
los proyectos, pero bajame un cambio. Empezó con confesiones, demasiadas
verdades tal vez muy verdades para una segunda vez. Pero que lindo que besaba,
que lindo que sexeaba.
Tremendo.
Juro. Se me fritaba el cerebro si trataba de pensar en el momento que estaba
con Intenso. Porque como dije: Todo era intenso.
Un día se
enojó conmigo, y cuando digo un día, digo al otro día de la segunda vez que nos
vimos. Se enojó porque olvidé algo que me preguntó, se lo negue, y el
enojadísimo me dijo:
-“Vos me dibujas la realidad”
-“No. Te
juro que lo único que hice fue olvidarme la pregunta”
Y ese mismo
día a la noche, me cae un mensaje que dice: “tenemos que hablar”. No habíamos
ni llegado a la 3ra cita, y ya metimos un “tenemos que hablar”. Así no. Así,estábamos destinados a implotar.
Nos
encontramos a la noche, y fui porque siempre tengo esa tendencia a querer
hacerme la paciente, lo cual es al divino pedo, porque siempre me termino
comiendo un garrón, cuando desobedezco a mi intuición.
Intenso
llegó muy serio. Enseguida se puso hablarme del tema de la confianza, y lo
importante que era tenerse confianza, que hay que sentar bases sólidas, y no se
cuantas locuras mas salieron de su boca.
En ese
momento, frené la charla y dije:
“Intenso, salimos dos veces. No me podés estar cagando de esta manera.
Tenemos un sexo increíble, la pasábamos bien, por que me hiciste esto? Por que
me la cagaste así? No podías esperar un poco mas, para ser vos?”
Hace falta
que les diga que se enojó el triple? No. Yo creo que se deben imaginar.
Luego de
esa INTENSA tarde, en nuestra cita n° 3, Intenso y yo, nos separamos. Nuestra
breve, intensa, historia, pasará a recuerdos evaporables.
Lastimosamente
para mí, me quedé sin el maravilloso sexo. Pero vieron como es esto: esta bien
que si te gusta el durazno, te tenes que bancar la pelusa, pero yo me estaba
bancando el quincho de silvio soldán de espeso que era este durazno.
Igual
veamos el lado bueno: Garché de lo lindo. Una de cal y otra de arena. Al
infinito y mas allá... O algo así.