Intimidades de una cualquiera

viernes, 25 de septiembre de 2015

Dejen a los muertos descansar en paz

El placard de los muertos tiene y debe permanecer cerrado. A no ser, que vos lo abras, en ese caso habilitas a que alguno se escape, pero cuando se escapan por culpa de un evento fortuito, sucede lo común y corriente: Te queres matar.
Acá no se trata de hacerse la santa, nada que ver, nada más lejos que eso, soy una mujer soltera así que puedo hacer lo que se me cante el pupo, pero más allá que he comentado mis anécdotas en este blog, notese que siempre lo hice sin nombrar a las personas, y lo hago bajo un seudónimo… por qué? Porque me gusta que los muertos se queden en placard. De vez en cuando los saco para sacudirles el polvo, pero no se quedan en el plano físico demasiado tiempo… una salidita y adentro de nuevo.

Hay una frase que me dijo una vez mi primer novio, (se la robó a Luis Miguel) que me quedó grabada a fuego, y me pareció siempre muy sabia para aplicar: “Nosotros nacimos, el día en que nos conocimos” Que se entiende por esto? Que desde el primer encuentro, el pasado deja de existir. Somos vos y yo, nada más… El exceso de equipaje se queda en el rincón, y se arranca, la relación sin forma, limpios, sin traer ningún recuerdo ajeno. Después, si querés hablar del tema, es harina de otro costal, pero siempre es mejor, (por experiencia) que cada muerto quede suspendido en su línea temporal correspondiente.

No soy una persona que se interese por las ex de las personas que frecuento, o que me gustan. No me interesa la vida amorosa del pasado, salvo que vea alguna bandera roja. Aparte, como soy un poco egoísta, prefiero obviar el hecho de que ese cuerpo que está frente a mí fue manoseado por otras manos, besado por otros labios, y esas cosas. No de celosa, sino que no hay necesidad de traer los muertos al presentes… Al menos así, lo veo yo.

Pero bueno, como es costumbre, no todo el mundo piensa como yo, o se mueve igual que yo, y lejos de aprender, me sigo frustrando… Porque si hay algo que me cuesta, Sra, Sr, es aprender que no puedo esperar que los demás se comporten de la misma manera que lo haría yo.
Entre cervezas y charlas, una amiga, decidió que era momento de prenderme fuego. No sé si es, o se hace, o tal vez no se dio cuenta (pero quien me conoce sabe que soy obvia, que basta verme la cara para adivinar qué está pasando… Porque si hay algo que no puedo hacer, es mentir. No me sale. Tampoco quiero que me salga) Pero volvamos a la anécdota: Noche, reunión de amigos, el muchacho que ya les conté que me gusta. La charla va y viene, y en eso, la inoportuna de mi amiga, se mete en mi placard de muertos y saca a uno más viejo que la escarapela, ahí, delante de quien me gusta.  

No me hago la virgen ni mucho menos, pero como no habilité el tema, me molesta que alguien lo haga por mí, delante de gente que no conozco y encima frente a alguien que me gusta… porque yo no quiero saber de su vida sexual, ni tampoco que el sepa de la mía. Cada cosa en su lugar.
Bueno, si, resulté ser media pacata con ciertas cosas, pero algo, a medida que vas creciendo, vas entendiendo, y esto es algo que hay que aprender: hablar de relaciones pasadas, o de garches pasados, es un baldazo de agua fría, que baja el entusiasmo en un segundo… Somos dos, quedémonos en dos… Para qué hacer partuza con recuerdos? No hay mucho sentido.

Cuando escuché lo que salió de su boca, sentí como me prendía fuego lentamente. Me quedé callada. Me volvieron a preguntar, y como siempre que me pongo nerviosa… Me reí. Y claro, la risa habilitó para que se entendiera cualquier cosa. Ya me habían puesto el cartel. Yo sabía que cualquier cosa que pudiese haber dicho, se iba a usar en mi contra. Así que me lamenté en silencio, "odiando" a mi interlocutora tremendamente. ¿Lo más gracioso? Es que la persona que nombró no fue nada, más que unos besos… Pero era MI recuerdo, MI muerto, MI placard… Violó propiedad privada… que atrevida.

En fin. Ahí estaba yo. Reducida a las cenizas, con el recuerdo del muerto sobre la mesa, lamentando tener amigas tan boconas. Volví a mi casa suspirando todo el camino. Tan lindo que estaba el que me gusta. A medida que caminaba, sentía el paso de mis muertos detrás, y recordé por qué no abro el placard: Porque, lo pasado es pisado y a otra cosa, mariposa.

Cocki

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