Intimidades de una cualquiera

jueves, 24 de diciembre de 2015

Las fiestas y sus vericuetos

Las fiestas son épocas especiales. Normalmente la familia se reúne, y a la hora del brindis, siempre recordamos a los que ya no están, y brindamos por aquellos que si están.

Podemos estar de acuerdo, en que las fiestas son un día mas, pero en el fondo sabemos, que todos cargamos a este día de sentimientos. Me pongo muy sensible en estas fiestas, porque los recuerdos se agolpan en mi cabeza, y hacen que mi corazoncito se ponga un poco triste.

Teniendo en cuenta que hace meses que no hablo con mi madre, ya es un golpe duro, pero el otro revés, se da, porque en estos días extraño mucho a la que era mi suegra, y al que fue mi suegro. Piensen que durante 5 años, ellos fueron mi familia. Con mi ex suegra, yo tenía una relación muy compinche: era mi amiga, mi suegra, mi mamá postiza, era todo para mi. Por mi ex suegro, sentía un amor gigante, me encantaba hacer bromas con él, y charlar de todo. Teníamos una excelente relación, y cuando todo terminó con mi ex, debo decir, que mi corazón se quebró en demasía al saber que ya no iba a poder tener una relación con ellos. También bronca, al principio al saber que mi lugar había sido “ocupado” por quien era la cómplice en el engaño en el que me propició mi ex.

Nunca mas hablé con ellos, (sus padres) pero no hubo un solo día donde no los recordara, sobre todo a su mamá, a la cual extraño tanto que no puedo poner en palabras. Me arriesgo a decir, que muchas veces pensé, que una de las razones, por la cual yo no tomaba la decisión de separarme era porque no quería alejarme de tan bellas personas.
Entonces, me alejaron a la fuerza.

Ayer cometí el error de escribirles. Fue un saludo, corto y conciso, sin explayarme demasiado, tan solo porque tenía la necesidad de tener un acercamiento, aunque sea de un segundo con ellos. Apenas apreté el send, me arrepentí. Con gran cargo de conciencia, llamé a mi confidente, a quien me conoce mas que nadie en este mundo, y le conté lo que había hecho. Ella me dijo “Que mal Cocki, no deberías haber dado señales de vida... Ahora tu ex va a saber que todavía estas ahí, y se va a regocijar por tu debilidad”. Al parecer, querer a alguien, y expresarlo, puede ser considerado debilidad. También, es notable, como mi entorno considera a mi ex como una persona bastante maldita... Tal vez, yo contribuí un poco a que esa imagen se formara, aunque el tuvo mérito propio en ganarse el odio de quienes me rodean.
En estas épocas lo recuerdo. Revivo recuerdos de nuestras fiestas juntos, como nos divertíamos... Creo que debe ser la única parte del año en donde lo extraño sin tener sentimientos de bronca, pero si de tristeza. Porque si algo me dejó esa relación fue una tristeza inmensa. Una tristeza que la mayoría del tiempo está debajo de mucho trabajo, del amor de mis amigas y amigos, de mi familia, de mis propios proyectos, de mis ocupaciones diarias. La mayoría del tiempo está encerrada, pero en estas fechas me toma  por asalto, porque se convierte en un río que necesita salir, fluir e ir hacia otros rumbos.
Mi confidente tiene miedo, que yo quiera volver con él. Pero no. No quiero volver con él. Solo me gustaría poder curar la tristeza. Cuando me dicen que no superé lo que sucedió, la verdad es que no, tengo tristeza que me sobra todavía.

Nunca voy a dejar de agradecer todo lo que he ganado y todo lo que conquisté este año. Tampoco olvido cual es mi meta, ni mis sueños. Tampoco dejo de sentirme aliviada de haber podido despegar de tanta cagada junta. Nada de eso deja de existir.
Uno no puede manejar el extrañar. Tampoco los sentimientos que brotan desde lo mas profundo. Me gustaría poder abrazarlos de nuevo (a sus padres). Mi mayor deseo para el 2016 es que toda esta tristeza termine de desagotar. Para que la paz sea 100 % verdadera,

Igualmente no olvidemos el año lleno de anécdotas, a el Australiano que me sigue mandando amor desde tierra lejanas, al que le pegaba a las pobres gallinas, todos esos sujetos de locos, que tuve a modo de cita, las charlas con Bea, el preservativo de la desgracia, nuestras charlas sobre la epidemia reinante, mis enojos, mis alegrías... Fue un 2015 a pleno, lleno de buenas cosas... Así que por eso, por ustedes, alzo mi copa y les digo:


Gracias. 2016, allá vamos.

Gracias por pasar! Te espero nuevamente.