Intimidades de una cualquiera

lunes, 13 de abril de 2015

Volver al ruedo.

- Tenés que volver a salir Cocki.
- ¿Tengo?
- Sí, tenés. Conocer gente, rehacer tu vida, arrancar de nuevo.
- Pero no tengo muchas ganas de eso. Estoy ocupada en mis cosas, tranquila, ¿por qué quisiera meterme en la máquina de picar carne? Me da vagancia.
- Basta. Ya pasó tiempo
- Dos meses. Que mi ex haya saltado a otra cama a los segundos de haberse separado, no quiere decir que yo tenga que hacer la gran kamikaze como él.
- Basta, dije. Te voy a presentar a alguien que es re churro y copado y van a salir. Perfecto para vos.
- Mmmm… Bueno, dale Val. Voy a confiar en vos. Arregla todo. Yo voy.
- ¡Ay, que alegría! Ya mismo le aviso a Cristian para que le diga. Te aviso apenas tenga novedades.
- OK (por dentro: “Ufa”)

A los dos días, Val, ni lenta ni perezosa, me manda el siguiente mensaje: “Le pasé tu número a Fulanito Dominguez. Me dijo que se pone en contacto con vos en estos días. Es muy piola, lindo pibe, vas a ver que te va a gustar,”

Admiré su positivismo. La verdad que conocer gente me da mucha vagancia, ya de por si soy vaga para hacer la cama, imagínense cuando tengo que conocer a alguien,  llevar una charla adelante, no meter la pata, ser yo, pero no tan yo (esto último amerita un escrito aparte, porque hay una teoría que merece salir a la luz)… Uf, me cansé de solo escribirlo. La verdad es que las primeras citas uno se siente como objeto de análisis, un gen debajo de un microscopio, tanto de un lado como del otro. Donde es a matar o morir, donde cualquier paso en falso te deja fuera de juego, donde todo cuenta… El TEG, al lado de las primeras citas, es un juego para niños.  

Fulanito no esperó días, esa misma noche me escribió. Era Domingo, y ya me invitaba a salir el Viernes. “Es ansioso” pensé. Pero me había propuesto no prejuzgar, y le contesté que por el momento aceptaba y que cualquier cosa, le avisaba en caso de no poder. Que buena piba ¿No? Me dio el OK. Charlamos sobre bueyes perdidos vía whatsapp, y así continuó el resto de la semana.

Me mandaba fotito de él relajándose, de su perro, me contaba de su día, me preguntaba del mío. Un amor de chico pintaba. 
A pesar de mi desconfianza en todo este tema, debo admitir que causa cosas lindas este tipo de atenciones, y sí, a las mujeres nos gusta que nos endulcen la oreja. Entiendan, hombres del mundo, sean caballeros y las puertas del cielo se abrirá para ustedes. Pero sean caballeros siempre. No un rato. Sino es trampa, y normalmente van a terminar eyectados por el upite. Lo bestial, lo irrespetuoso, no cotiza en mercado. A no ser que la mujer, tenga una lobotomía hecha, o sea tan solo una chica. Las chicas, soportan cualquier cosa. Las mujeres somos mas demandantes, al punto de pecar de intensas (rompe pelotas en criollo).

Después de una semana de charla, nos vimos el viernes, en un restaurant de San Telmo. Llegamos por separado (no me gusta que me ubiquen geográficamente gente que no conozco). El llegó primero, y como buena mujer que soy, llegué con atraso, nada grave, 5 min. Bastante bien lo mío. Normalmente llego con atraso considerable. Sí, tengo problemitas con la puntualidad. 

Nos saludamos y me gustó lo que vi:  Un tipo bien vestido, con facha, prolijo. 
Entramos al lugar elegido, nos sentamos, la charla era fluída y entretenida. A modo de saber con quién estaba lidiando, le paso la carta, y le digo: “Elegí vos la comida, yo elijo el postre”. Se puede saber mucho al ver lo que come la otra persona. Fulanito eligió un plato para compartir, muy rico, la verdad, y abundante. Y dijo: “Elegí esto porque se adapta a las cosas que me dijiste que te gustaba comer” AHHHHH! Como sumó porotos Fulanito en ese momento. Pero hubo algo que me disparó todas las alarmas:

Estábamos hablando de nuestra infancia, y en eso me cuenta, como “anécdota” como a los 7 años de edad, entró en el gallinero ubicado en el campo de su familia, y destrozó dicho lugar y maltrató a las gallinas solo porque las odiaba. Luego, con cara triste,  me dijo: “todavía recuerdo la tremenda paliza que me dieron”

No me quiero ni imaginar la cara de horror que habré puesto, ya que el me preguntó: "¿Estas bien?" Respondí que si, pero por dentro pensaba: "Hola, si, ¿Psiquiátrico? ¿Por casualidad, a ustedes se les escapó un paciente? ¿Si? Bueno, acá lo tengo, cenando conmigo. Vengan a buscarlo antes de que me quiera hacer la gran gallina."

En fin, me hice la osa, pero digamos que ya estaba arrimando a mis conclusiones finales. Aún así, venciendo mis ganas de huir, dije, “Bueno, sigamos viendo que onda”. No me pueden decir nada. Le re pongo onda a las cosas. Comimos el postre y llegó la hora de partir. Amablemente   se ofreció a traerme a mi morada, lo cual yo no quería al principio, pero insistió tanto, que accedí.

Me trajo, charlamos un rato mas, y cuando nos íbamos a despedir me robó un beso. Soy una mujer a la antigua, por lo tanto estas cosas me ponen un poco incómoda, pero me dio ternura lo delicado que fue. Me pregunta: “ ¿Qué vas hacer ahora? Le dije que iba a proceder a estar un poco con mi perro, al cual no había visto en todo el día y a  dormir porque estaba muy cansada, ya que había tenido una semana de locos. “¡Ah! Me estas echando! Me cambiás por el perro.” 

Lo miré asombrada. Esperé que se riera, o algo que me diera a entender que estaba haciendo un chiste. Nada. Lo estaba diciendo en serio. 

“Bueno, gracias por la linda noche” Ante todo, una dama, mientras buscaba desesperadamente las llaves dentro de mi cartera. Le di un beso en el cachete, me bajé del auto, y me dirigí a mi casa. Vi como su cara se transformó. Sras y Sres, al ver eso, oficialmente estaba en una escena de atracción fatal. Tenía la mirada clara de "te voy a hervir el conejo". Claramente le molestó porque no lo había invitado a mi casa, porque tuve el tupé, de tomar la decisión de no tener sexo con él esa noche. Porque al parecer, cuando te invitan a cenar y esas cosas normales, que hace la gente común y corriente,  lo mas “normal” es que respondas con sexo. Mucha película porno estos chicos, me parece.

Se fue enojado. Apenas entré a mi casa, lo primero que hice fue borrar su número de mis contactos, y bloquear, claro. Luego, le mandé mandé un mensaje a Val y  dije: “Val, el tipo que me presentaste es un bobo atómico.” Le conté la situación, y terminé el mensaje con un “Te quiero mucho amiga de mi corazón, pero no voy aceptar que me presentes a nadie mas. Beso Beso”

Mientras me preparaba para irme a dormir, en medio de mi indignación, me pregunté con que clase de especímenes me iba a encontrar en este camino arduo de conocer gente… Porque claramente no es fácil, pero la vida, se iba a divertir un rato conmigo mientras transitaba esto… La vida, sras y sres, tiene un sentido del humor tan ácido, que es de no creer.

Mi último pensamiento antes de dormir, al ver lo ilusa que fui al pensar que iba a ser sencillo empezar a conocer gente, fue: “Las mujeres a veces pecamos de ser  un globo lleno de ilusiones, en un mundo lleno de alfileres.”

Se los dije. Soy la reencarnación de Sócrates.

Y esto recién empieza. Mamma Mía.


Cocki Sarli.


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