Intimidades de una cualquiera

jueves, 21 de mayo de 2015

Lo que no te mata, te hace mas fuerte.

Sin bromas. Sin ironías. 

"No te pido que me bajes la luna, sino que me dejes soñar que alguna vez será mía" De alguna manera u otra, terrenales, mas soñadoras, irónicas, sensibles, toda mujer (y todo hombre) sueña con encontrar un amor que dure por siempre. "Por siempre" es un espacio de tiempo tan grande, donde suceden tantas cosas, que da pánico a veces de solo pensarlo. Es el universo mismo, si quisieramos representarlo de manera física, aunque llego a dilucidar, que en realidad "por siempre" es un espacio de tiempo que dura, lo que la pareja quiere que dure.
Cuando vos empezas a tener una relación, todo es prometedor. Todo es hermoso, tan hermoso que te da miedo. Miedo a fracasar, miedo a que te lastimen, pero es tan alentador el sentimiento que está naciendo en tus entrañas, que nada importa, y te tirás a esa pileta, aún cuando no sabes si hay agua.

Porque no importa cuan independiente seas... Todos queremos amar y ser amados. Este deseo es casi tan viejo como la tierra, y es por eso que todas las películas incluyen una historia de amor... Porque no concebimos la vida sin una historia que nos agite las células. ¿Acaso alguna vez se detuvieron a mirar a las parejas en la calle? ¿O se observaron ustedes? Las miradas cómplices, el saber que piensa el otro de solo mirarlo. Los besos apasionados, las noches de amor, las peleas tontas, las bromas, las decepciones. El amor, la relación contiene todos los estados de ánimo posibles, si no se controla te estalla en la cara como un volcán.

¿Se puede amar demasiado? Si. Se puede. Supongo, que así como todo lo que viene en exceso, esto también hace mal. Creo que eso es de lo que me puedo culpar, amé demasiado. Tanto, tanto, que en un momento, entregué todo mi amor personal, al otro. Mala mía. 
No voy a buscar una excusa, sino que te voy a contar porque hice semejante cosa: Siempre fui una mujer independiente, siempre me las arreglé sola, siempre fui mi propio ombligo, y el sol en el sistema solar. Hasta que él llego. 
Al principio lo traté como traté a todos. Es mas, siempre soy sincera cuando me preguntan: No daba un peso por la relación. No daba un peso por él. Pensaba que eramos pasajeros, y así lo vivía. Hasta que un día me desperté completamente enamorada. Ciega, sorda y muda, como dice Shakira.
Era la primera vez que sentía algo así. No sabía como manejarlo. Que hacer con todo lo que estaba sintiendo. Tampoco tenía a nadie que me aconseje de como vivir todo lo que estaba viviendo, tan nuevo para mí... tan atemorizante.
Mi mayor miedo en la vida, era perder a la persona que tenía a mi lado. Por lo tanto, no me ataba demasiado a nadie. Tuve muchas pérdidas en mi vida, lo cual justificaban este miedo. Siempre estuvo oculto, pero latente. Que yo lo haya ignorado, no quiere decir que alguna vez haya dejado de existir.
Eso me llevó de una manera lenta, a volverme dependiente de él... Sin darme cuenta claro, me convertí en lo que él llamaba una "dependiente emocional". Ahora, él hacía algo para ayudarme? No, claro que no, porque yo estaba ciega, y él estaba cómodo. Muy cómodo.
De a poco, los roles se fueron dando vuelta: Mientras yo perdía fuerzas y me convertía en una sombra de mi misma, el tomaba lo que yo dejaba y se lo llevaba a su rancho. Al punto tal, que dejó de interesarse por nuestra relación, para preocuparse solo por él, por sus sueños, por su vida... Mientras que yo, me preocupaba por él, por sus sueños y por su vida. 
No había nada en lo que yo no lo apoyara. Hasta cuando sospeché que me engañaba, dejé de que me convenciera de que era mi locura, mis celos sin sentido lo que me estaban haciendo ver cosas que no eran.

Lo presentía. Todo mi cuerpo me lo gritaba. Vivía enfermandome de tanto ignorarme. Así fui perdiendo mi luz, mi risa, mi ironía. Dejé de ser Cocki, para ser tan solo una sombra... Su sombra. Por dentro me sentía desesperada. Era presa de mi misma, y me había olvidado como liberarme. Lloraba la mayor parte del tiempo. Sentía una especie de mala cosquilla en la boca del estómago, casi no podía dormir de las pesadillas que tenía... Aún así, cuando me preguntaban, yo siempre respondía que era feliz.
Mentira. Solo que no recordaba como era ser feliz por mi misma. Entonces remé. Remé sola. Contra viento y marea. Contra el fantasma de ella. Contra mis gritos desesperados por salir urgente de la relación. Remé. Sin descanso. Casi sin fuerzas, yo remé. Y di tanto, pero tanto, que en algún momento terminé por sellar mi destino y morí. Morí el día que el se fue con ella. Por suerte, ese día morí. Con su partida, murió mi dependencia. Al irse, se llevó mi oscuridad con él. Ahora, a la lejanía, me doy cuenta lo mal, lo dañina que era la relación para mí. Porque no era una relación de dos, era una relación unilateral, donde yo oficiaba de combustible y de aguante. Cuando no fui útil, cuando me puse firme en demandar su atención (La importancia de fluir), cuando empecé a cuestionar, cuando empecé a creer en lo que me decía mi intuición, cuando empecé a preocuparme por mi sentir, me convertí en un estorbo. Y los estorbos son dejados de lado.
Así, cuando yo pensé que había quedado al costado del camino, con todo mi enojo, mi frustración, mi tristeza, mi desconcierto, en realidad, en ese momento no me daba cuenta, que había quedado en un nuevo camino. MI camino. 
Si bien, al describir mi historia, parece que estoy describiendo a un villano, no. Tan solo estoy describiendo a un humano, que actuó, como podríamos haber actuado todos, cuando nos brindan un poco de poder. 
En realidad, en la pareja las cosas son un 50 y un 50... Todo esto se dió, porque se lo permití.

Al principio no sabía que hacer. Fue difícil la tarea de volver a salir a la superficie. Yo solo soñaba con tener una pareja, un compañero, un amor que me acepte tal como soy, alguien con quien construir un futuro sólido, y con el cual luchar hombro a hombro, cuidarnos la espalda mutuamente ante las dificultades.

El no iba a poder darme eso. Entonces hizo bien en irse.

La vida es sabia, y aún en la oscuridad se prenden las luces. En mi caso, esas luces fueron representadas por personas. Personas que funcionaron como puertas, puertas que se fueron abriendo y brindándome un sin fin de posibilidades, para que de nuevo vuelva a construir mi mundo, ladrillo a ladrillo. Cada una de esas personas iban dejando su huella en mi vida. Ninguna intentaba absorberme, todas me eyectaban, hasta que un día me liberé de mi propia jaula personal. 
Como un puzzle, me armé. Una vez que las piezas habían encajado, empecé a sentir mi fuerza regresar. La preocupación, la tristeza, la duda, todo había desaparecido. Me encontré riendo. Haciendo chistes. Despreocupada. Irónica. Creativa. Pero todavía sentía una urgencia dentro mío... Hasta que encontré la puerta, la persona, que resultó ser mágica. No estoy hablando del amor amoroso, sino del amor de buena persona, y me dió la oportunidad. Me dió la oportunidad de que mis ideas volaran, de que mi luz empezara a brillar por si misma, y me extendió una alfombra que me llevaba a un mundo donde las posibilidades eran infinitas, donde iba a poder ocuparme de lo mas importante: De hacer MIS sueños realidad.

Hace meses (largos) que no sé nada de mi ex. No quiero tampoco. Para mí esta muerto. Decidí enterrarlo, porque el último tiempo, fue tan doloroso para mí que no quiero siquiera verle la cara. Solo quiero seguir adelante. Tal vez, algún día esto cambie. No lo veo por el momento. 
El me recuerda, todo aquello que hice mal conmigo. Es mi recordatorio constante de que no debo lastimarme nunca mas. Que no debo abandonarme, porque me muero sin mí.
Su partida, me devolvió algo muy importante: La esperanza de encontrar a alguien que realmente sea para mí. Que pueda abrazar mis defectos, que se enamore de ellos. Que se ría de mis malos chistes, y que en vez de censurarme cuando estoy inquieta, que me empuje a crear, a liberar mi energía. Que cuando me vea triste, me acompañe. Que seamos, por la calle, codo a codo, mucho mas que dos.

Eso deseo para mí: Cumplir mis sueños. Personales y amorosos, Para eso, necesitaba alejarme de él, por eso hoy, mientras les cuento mi historia, aún sabiendo que él jamás leerá esto, quiero aprovechar para agradecerle por su cobardía, por sus mentiras, y por su falta amor. Sin esas cosas, yo no hubiese reaccionado. Sin esas cosas, yo no me hubiese hecho mas fuerte. Sin esas cosas cosas, no sería nuevamente y mejoradamente... Yo.


Cocki Sarli.

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