Intimidades de una cualquiera

miércoles, 29 de abril de 2015

Karma Reciclable

Si bien mi manera de ver las cosas, como pienso, como hablo, como me manejo, es la que ustedes leen aquí, tengo mis momentos en donde me meto para adentro y dejo de bromear con lo que sucede a mi alrededor, prestando atención a las cosas que estoy sintiendo.

Hoy, es un día de esos. 

Vine al bar donde vengo siempre cuando sufro de bloqueos. Soy de escribir en casa, pero este lugar tiene una magia especial. Es chiquito, acogedor,  tiene una pastelería deliciosa y el mejor café que he probado en mi vida. Tiene magia. La luz entra por las ventanas muy dulcemente, dando un encuadre perfecto a las mañanas, aún, cuando como hoy, la misma se había encaprichado en mimetizarse conmigo, estando gris, amenazando con llover.
Mientras desayunaba, miraba la hoja en blanco que se posicionaba burlona en maky (así se llamo a mi computadora. Costumbres). Miré por la ventana. El cielo estaba gris plomizo, y la lluvia estaba pronta a llegar. La humedad hacía que mis rulos tuvieran mas frizz que nunca y el olor a pronta lluvia se colaba por todos los rincones. Suspiré. No tenía ganas de escribir sobre mis citas,  o mejor dicho, no podía escribir, porque mi cabeza solo tenía un solo pensamiento: Mi ex. Recuerdos de lo vivido, lo bueno y lo malo. Una lágrima traicionera se escapó de mis ojos, alertándome que podía ser la primera de muchas.
Hay días que pienso en él. Me genera un cierto dolor recordar la forma tan fea en la cual terminamos. Literalmente yo lo odiaba y le deseaba lo peor, de lo peor. El me traicionó y sus últimas palabras ante mi ataque al enterarme del engaño perpetuado, fueron muy duras. Tantos años tratándonos bien, sin faltarnos el respeto, riendo juntos, desarrollando una complicidad, conocernos a tal punto donde no era necesario hablar, para terminar siendo dos completos desconocidos… Y ni tanto, porque un desconocido no genera tanta bronca como la que he llegado albergar en mi interior.
Durante el proceso de mi separación, mi queja constante, el dolor a flor a piel, escuchaba mucho la frase: “Ya las va a pagar” “Los buenos siempre triunfan, y el va a tener su merecido” “Vas a ver que la vida le va hacer lo mismo que el te hizo a vos”. Todos hablaban del Karma. Entonces, me empecé a preguntar, ¿qué es realmente el karma?  Según lo que leí, significa acción o energía trascendente que se deriva de los actos, palabras y pensamientos de las personas. O sea, que por cada acción que un individuo realice, habrá una reacción. Causa y Efecto. En resumen, todo lo bueno, o malo que hagamos en la vida, traerá consecuencias buenas o malas, en esta o en las vidas siguientes (si crees en la reencarnación), y muchas veces es llamada como justicia divina.

El significado quedó rebotando en mi gran cabeza. Me empecé a preguntar: “Si yo pasé esto con mi ex… Eso podría significar, que en algún momento, yo me porté mal con alguien.” Comencé hacer memoria y encontré la supuesta respuesta. Yo había dejado a un chico, para el cual yo era el amor de su vida, sin demasiada vuelta por el que ahora es mi ex. No lo engañé, pero de un día para el otro, a pesar de que veníamos mal, me fui sin decir adiós. Él me escribía y me llamaba, yo no daba ni bolilla, y tal vez, hubiese correspondido, o al menos hubiese sido lo decente, que yo me tomara mas tiempo para que el corte fuera limpio.
Hoy, ese chico me sigue teniendo aprecio, y hablamos muy de vez en cuando. No hay odio entre nosotros, ni siquiera supo desearme el mal. Pero creo que fue un mal actuar el de mi parte hacia con él. Tal vez, lo que pasé con mi ex, haya sido para experimentar, en carne propia, lo que se siente ser dejado sin atender los sentimientos del otro. Lección aprendida. Muy bien aprendida. No lo hago nunca mas, lo prometo.
He intentado miles de veces, tratar de tener pensamientos lindos hacia la persona de mi ex… No ha dado resultado. Hay días en los cuales me olvido completamente de su existencia, otros, en los cuales me sulfuro al recordar su actuar, y el mío (lo que sucedió, de alguna manera, yo se lo permití). En esos días, mi ego vuelve a resquebrajarse un poco, y ya sabemos que lo que mas le cuesta a una persona, es unir nuevamente un ego roto… Un ego y un corazón roto no es una combinación agradable de experimentar. Ni sencilla de superar.
En esos días,  hago un recuento de todo lo que podría haber hecho diferente, lo que podría haber dicho, y me doy cuenta de algo: El rencor que guardo hacia su persona. Un rencor, que solo se apaciguaría (me conozco) si me entero que la ley del karma entró en acción con él. Pero he aquí el círculo vicioso, porque si yo deseo eso, de alguna manera, mas que justicia, estoy deseando el mal, y si deseo el mal, el mal volverá como un boomerang. No lo necesito, ya sufrí en demasiada, y no quiero mas.
Aparte, contener tanta negatividad, genera un cansancio extremo, un pozo oscuro donde te hundís, o sea, te perjudicas sola. Reciclas el Karma. Lo volves a usar en vos. No tiene sentido.

Masoquismo, no.

No sé que sucedería si me lo volviese a encontrar hoy en día. No tengo la más pálida idea de cómo reaccionaría. Algo tengo en claro: No quisiera verlo. Ni siquiera oírle la voz. La sola idea me resulta insoportable. Si eso sucediera, se me re abrirían muchas heridas. Aparte de que lo desconozco. A pesar de los años que estuve, lo desconozco por completo, y nuestra historia ha quedado como una especie de borrador que nunca tuvo una forma definitiva.
Durante mucho tiempo no soportaba saberlo feliz, mientras yo sufría… Claro, me ponía en el lugar cómodo de víctima. ¿Y eso que hace  por mí? Nada. Amargarme. Convertirme en quejosa, robarme luz, continuar metiendo el dedo en la llaga. Me desgasta. No merezco hacerme eso.
Decidí no desearle nada. Permitirme el hecho de no poder perdonarlo todavía. Aceptar el dolor que me genera la forma en que terminamos. Contemplar de manera tranquila el vacío que queda después de que el amor deja de existir entre dos. Aprender a construir cosas nuevas en ese vacío, que no deja de ser un nuevo lugar disponible. Entender que el karma está en constante movimiento, que se recicla a si mismo todo el tiempo, y es una fuerza independiente, que elige EL MOMENTO y EL LUGAR para actuar. Nada puede ser forzado. La justicia no se toma en las propias manos.  Te termina estallando en la cara, si te la das de justiciero.
Lo mejor que puedo hacer, es seguir adelante con mi vida, hacer lo mejor, y mas todavía,  para que el karma que se recicla en mi espacio sea benevolente,  traiga fortuna, y me de la mano que necesito para que el olvido erosione definitivamente las cicatrices que han quedado. 
¿Él? Que se ocupe de si mismo. Ya no tenemos nada que ver. Compartimos la misma ciudad, pero nada mas que eso.  Así tuvo que ser. Nuestro aprendizaje mutuo cumplió su ciclo. Vaya a saber que hará el karma con él. No es, ni debe ser de mi interés ya, porque como dije, ya nada tenemos que ver el uno con el otro.
Al final, terminé escribiendo muchisimo. No sé si tendrá sentido, realmente he puesto todo aquello que se cruzó por mi mente, sin filtro alguno. La lluvia está empezando a caer implacable. En estos días así, a algunos les duele las articulaciones, otros sufren diferentes malestares musculares… En mi caso, la lluvia me ocasiona una sola cosa: Desarma la armadura, y me deja vulnerable.

El cielo no para de rugir.  Hoy, mientras las gotas caen sin cesar, yo me permito sentir, sentir para aprender, aprender para aplicar, aplicar para construir... mi felicidad.


Cocki Sarli.

PD: ¿Vieron? No soy solo un alma sarcástica, también tengo sentimientos ;)

3 comentarios:

  1. Genial, gracias por escribirlo. Me hizo muy bien leerlo. :)

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    1. Muchas a gracias a vos por leerme. Me alegran el corazón tus palabras. Besos para vos :* :*

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Gracias por pasar! Te espero nuevamente.