Intimidades de una cualquiera

jueves, 7 de mayo de 2015

Pasó una noche

No lo vi venir. Me llevó puesta como camión a mosquito en plena ruta. No estaba preparada, pero creo que fue lo mejor, porque todo fue mas puro, mas natural y extremadamente disfrutable. Estuvimos juntos cuatro días. Cuatro días intensos, llenos de risas, de encuentros fogosos, de charlas eternas, momentos inolvidables. Cuatro días que me dejaron extenuada, con ojeras hasta el piso, pero con una sonrisa que dejarán las patas de gallo mas hermosas de mi vida.
Todo comenzó de la siguiente manera: Un sábado Bea me avisa que un amigo de su amigo iba hacer una fiesta en su casa, y nosotras estábamos invitadas. Conociéndola, a Bea, dudo que hayamos estado invitadas, pero me encanta colarme a fiestas, sobre todo cuando te la venden como una fiesta imperdible.
Fuimos. Era todo lo que nos habían prometido que iba a ser. Buena música, muchísima gente, una onda espectacular, ricos tragos, todo excelente. Nunca llegué a conocer al dueño de casa, pero es lo que sucede en fiestas así. 
Bailamos sin parar, tomamos nuestros tragos preferidos, y conocimos a todo tipo de gente. La estaba pasando bárbaro a decir verdad, las horas pasaban y la fiesta cada vez estaba mas arriba. Una maravilla.
En un momento, voy al baño. Lo malo de estas fiestas es que, al ser en casas, tiende a existir un solo baño y la cola generalmente es interminable. Decidí hacer control mental para que mi vejiga no estalle. Me puse a jugar con mi celular a fin de distraerme y no pensar en que la panza me iba a estallar.

- “Buenísima la fiesta ¿no?” Escucho que alguien dice. Sigo jugando con mi celular. De repente veo que una mano se extiende sobre mi celular, tapando la pantalla y sigue: - “A usted le hablo srta… ¿puedo saber tu nombre?”

Levanté la mirada de la pantalla. Lo miré. A diferencia de otras veces, no me salió ser ni mala, ni sarcástica, ni nada parecido. Hubo algo, que hasta el día de hoy no sé como explicar, pero inmediatamente sacó mi lado mas amable: - “Soy Cocki” dije con una sonrisa.

- Hola Cocki, soy G. Mucho gusto.

Así, mientras esperábamos ambos para ir al baño, nos pusimos a charlar como si nos conociéramos de toda la vida. Enseguida, bromeábamos el uno con el otro. Teníamos el mismo sentido del humor, nos gustaban las mismas cosas. Debilidad por los dulces.  Era un tipo con tanta onda, que jamás pensé que fuese posible que un solo ser humano pudiese albergar tanto poder de atracción. 
Luego de ir al baño, seguimos charlando toda la noche, no nos despegamos mas. Ahí me enteré que vivía en Australia (el es Argentino), que estaba en Bs As de vacaciones, que había venido después de 3 años de no estar en el país, y que se iba en tan solo 4 días.

¿Que suerte la mía no? Sí. Toda la suerte estaba teniendo. No lo digo sarcásticamente.  Frente a mí estaba la posibilidad de disfrutar sin presiones, sin expectativas. De vivir solo el momento, hasta donde dé. O sea que era a todo o nada. Una genialidad. Iba a poder sentir sin tener la necesidad de pensar, de medir, ni juegos estúpidos. Eso me hizo sonreír mucho mas.
La química entre nosotros era impresionante. A medida que transcurría la charla, estábamos cada vez mas cerca, el tomó mi mano, yo le acariciaba con el dedo índice su muñeca, hasta que, claro, nos terminamos besando. Dios, que besos… Les juro que movilizaron cada célula de mi ser, y fue como despertarme de un sueño larguísimo. De repente quería hacer todo: besarlo, hacer el amor, enroscarme con él, seguir riéndome, volver a besarlo, que me acaricie toda, quería TODO y no me iba a conformar con menos.
Por suerte, estábamos en la misma sintonía. El también quería TODO conmigo. No teníamos futuro, pero no nos importaba, la urgencia carnal era mucho mas importante que todo lo demás.
Contra todas mis reglas, que esa noche me parecieron completamente absurdas, fuimos a mi departamento. No llegamos a pasar la puerta, que ya habíamos comenzado a desvestirnos el uno al otro. Nos besábamos casi desesperados e hicimos el amor con tanta pasión que la escena de titanic  era un poroto a nuestro lado.
Así estuvimos toda la noche, hasta que al final nos quedamos dormidos. A la mañana siguiente, volvimos hacer el amor,  de la misma manera fogosa. Terminamos, nos quedamos abrazados un rato mas y luego salimos a desayunar.  Nos relacionábamos como si nos conociéramos desde hace años. Tal vez en algún otro momento, hubiésemos sido perfectos el uno para el otro… pero llegué a la conclusión que este era el momento para ser perfectos juntos. Por algo se había dado así.
En un momento del desayuno, ambos nos pusimos serios. El me confesó que quería seguir viéndome hasta que fuera momento de irse, a lo cual estuve de acuerdo, ya que yo quería lo mismo. 
Ese domingo estuvimos todo el día juntos. Se quedó a dormir de nuevo. Se levantó conmigo el lunes, preparó el desayuno y ambos nos sentamos en mi mesa de trabajo (la mesa del living), y cada uno en la suya compartimos nuestra mañana y parte de nuestra tarde, tomándonos recreos para mimarnos un rato. A la noche fuimos a cenar, terminamos en mi dpto nuevamente, y así. Fue tanto, que terminó trayendo sus cosas, al fin y al cabo, las formalidades acá no tenían sentido, y para que estar separados, si teníamos ganas de estar juntos.
Lo acompañé a casi todas las cosas que tenía que hacer aquí en Bs As. Me encantaba hacer cosas para él, como cocinarle. Adoraba mimarlo. No podíamos estar mucho tiempo lejos. Ni siquiera para bañarnos. Así de maravillosamente cursi, venía la mano.
Completamente perdidos el uno en el otro. Una maravilla de sensaciones, de experiencias sucediendo una detrás de otra. 
Me encontraba feliz, tan compenetrada en lo que pasaba, que no me dí cuenta que estábamos llegando a nuestra recta final.

-”Cocki… pasado mañana sale mi avión de vuelta.”
- “¿Cómo? ¿Ya?  Ay no.”
- Si, tampoco lo puedo creer.

Ambos nos quedamos en silencio. Abrazados. Sabíamos que iba suceder, solo que esperábamos que no fuese tan rápido. También, teníamos conocimiento de que era imposible una relación a distancia (no creo en eso), sobre todo cuando el vive en un país donde hay 14 hs de diferencia con Argentina. Mientras yo estoy despierta, el duerme, y así. Aparte, de que él no sabía cuando iba a volver.
La última noche siempre va a quedar en mi recuerdo. Después de “amarnos” casi toda la noche, nos dormimos, desnudos, enroscados el uno en el otro. Algunas lágrimas se me escaparon… el me besó los ojos, sin emitir ningún sonido, abrazándome a él con mas fuerza.

Llegó el día, lo acompañé a Ezeiza. En el taxi nos tomábamos las manos muy fuerte, no hablábamos. Apoyé mi cabeza sobre su hombro. El levantó mi mano y la besó. Creo que fue el beso mas dulce que me han dado.

Llegamos, hizo el check in, y lo acompañé hasta donde pude. 

-”Te voy a extrañar Cocki. Sos una bomba. Una mujer hermosa, divertida, terrible, con el carácter mas desafiante que he visto en mi vida. Que suerte tuve de conocerte y pasar estos días con vos. Gracias por tantos buenos momentos, me hiciste pasar un tiempo maravilloso, y lamento no poder seguir conociéndote.”
- “G,  te voy atesorar siempre, quiero que lo sepas. Me diste tantas alegrías y “alegrías” (ambos reímos) que mas no pude haber pedido. También te voy a extrañar, y agradezco el haber tenido la oportunidad de conocerte… aunque sea por unos días”

Nos abrazamos tan fuerte que pensé que me iba a quebrar la columna. Nos besamos hasta que se nos gastaron los labios, y nos despedimos.
Lo vi irse. Se dio vuelta y nos saludamos por última vez. Me fui de Ezeiza cabizbaja. Al momento de subir al taxi, ya algunas lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. Porque si, ese muchacho me había despertado sentimientos en tan solo días. Pueden haber sido espejismos, pero se sintieron reales, y me movilizaron. Sacó a relucir el mejor lado de mí.
A diferencia de la vieja yo,  no maldecía ni me quejaba. Estaba feliz de haber tenido la oportunidad de vivir una experiencia tan mágica. Me sentí querida, respetada. Por poco tiempo, estuve con alguien que sentía que valía la pena jugarse para disfrutar. Lo volvería a conocer una y mil veces mas. No cambiaría nada,  absolutamente nada de lo que vivimos, así como fue, fue excelente.
Fue un amor de otoño. Maravilloso, loco, apasionado, extremo, único e irrepetible.

Me dieron ganas de enamorarme nuevamente. Siento que G, revivió mi corazón.

Tantos caramelitos media hora... Valieron la pena, si hicieron el camino para que conociera a este pico dulce.

Me dejó hecha una poeta. Tomá.


Cocki Sarli.



6 comentarios:

  1. Muy buen post. Tu me recuerdas un poco a mi misma cuando cumplí 30 años... Me recuerdas a mi misma hace 8 meses antes de que me casara con alguien que vive a 7 horas de diferencia para hablar por teléfono y 11 en avión para vernos. Ahora mismo estoy embarazada y no me arrepiento, disfruté como loca. De verdad estas en una etapa increíble y llena de aventuras!

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    1. ¡Hola Gina! Muchas gracias por tu HERMOSO comentario. Es alentador leer historias como la tuya, gracias por compartirla conmigo y ¡felicitaciones por tu embarazo! Gracias por leer este humilde blog. Y si, es una etapa increíble. Con sus bajas y altas, pero todas altamente disfrutables. Te mando un beso enorme y un fuerte abrazo.

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  2. Me emocione, me senti ahi ! Me encanto

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    1. Que linda... Gracias, que te haya pasado eso, es el mejor halago que me podrías haber dado. Un beso grande... No, mejor dos :* :*

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    2. Que linda... Gracias, que te haya pasado eso, es el mejor halago que me podrías haber dado. Un beso grande... No, mejor dos :* :*

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  3. Lei tu historia y parece que estuvieras hablando de la mia ! Y tambien pienso que todo fue maravilloso, aunque talvez nunca mas se vuelva a repetir.. No tenemos q arrepentirnos de nada! Todo pasa x algo, y aunque suene a frase trillada, asi es ! Amo tu blog, estoy re enganchada! Besotes

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Gracias por pasar! Te espero nuevamente.