Intimidades de una cualquiera

martes, 12 de mayo de 2015

Poltergeist: No sufro de fantasmas... Sufro de un ex.

Algunos sufren de invasiones de espíritus en sus casas o en sus propios cuerpos. Durante un tiempo, tuve una invasión, pero era algo peor que un espíritu, era un recuerdo, el recuerdo de mi ex. 
No solo es peor, porque no es que llamás a un cura y te soluciona todo. No. Acá la "cura" la lleva a cabo el tiempo, pero a veces, como he dicho otras veces, el tiempo es medio vago, y el recuerdo puede estar presente durante un tiempo indeterminado, interfiriendo con tu vida social, y lo que es peor, se mete entre tus sábanas, poniéndote el cinturón de castidad mental, que hace que tus piernas permanezcan cerradas por tiempo indeterminado, casi al punto de dejarte virgen de nuevo.

Bueno, eso me sucedió. Su recuerdo me dejó fuera de juego. Me sentía una ameba. De solo pensar en el proceso de conocer otro cuerpo, que otra persona me tocara, besar, descubrir otras maneras de tener sexo, me daba un ataque de pánico. Lo cual me hacía putear mucho, mucho a mi ex, no es necesario que comente el por qué. Sinceramente, me genera mucha intriga, como hacen algunos hombres para volver a tener sexo apenas terminan con una persona. Es una característica "envidiable", por decirlo de alguna manera.
Mientras me amebizaba cada vez mas, la vida transcurría, y me empezaba a cuestionar este tema de no tener sexo. Porque obvio que lo extrañaba. Extrañaba el sentir el calor de otro ser humano, pero a su vez me daba mucho miedo el hecho de estar con otra persona que no fuera el son of the bitch.

C era mi amigo, podríamos decir. Digo, podríamos, porque no eramos amigos per sé, sino que charlábamos de vez en cuando, y teníamos una buena relación. Eramos buenos conocidos, si, mejor digamos así.
Una noche, mientras estaba en facebook, recibí un chat de él. Empezamos a charlar, me preguntó sobre como estaba, le conté, me dió su pésame, y después de casi dos horas de charla, me invitó a cenar para charlar mejor.
Acepté. ¿Por qué no? No tenía nada para perder, y un buen momento para ganar.

A los días salimos. Debo reconocer, que era un caballero de pe a pa. Me pasó a buscar por mi casa, fuimos a cenar, después a tomar algo, y cuando me quise dar cuenta, ya eran casi las 5 de la mañana. La noche se habíha ido volando. Me acompañó a mi casa, y no intentó absolutamente nada. Eso me gustó de su parte. 0 presión. Me hizo sentir muy cómoda. Había sumado porotitos.
Salimos una segunda y una tercera vez. Siempre me llevaba a lugares espectaculares. La charla era amena, nada forzada. Realmente disfrutaba estar con él, pero lo que mas me gustaba, es que no sentía la presión de tener que responder enseguida. Me daba mi espacio, eso me encantaba. No era lanzado, sino que muy respetuoso, a tal punto que en un momento dudaba si gustaba de mi o no. Esa duda se esfumó a la cuarta cita, donde después de haber tomado bastante, el muchacho al fin tomó coraje, y me besó. Flor de beso me estampó. Era muy buen besador. Teníamos química. Después de chapar como adolescentes por un rato, estuvimos de acuerdo en ir a un hotel alojamiento... Telo, para los amigos.

Mi dios, ni puedo explicar los nervios que sentía al estar en la recepción mientras el pedía la habitación. Años sin pisar un telo... Ahí estaba, con mis 30 y tantos, sintiéndome una virgen de nuevo, de la mano de alguien que hasta hace unas horas, era solo un buen conocido, a punto de hacer algo, que si bien era como andar en bicicleta, yo estaba acostumbrada a un tipo de "rodado" y no sabía con que "rodado" me podría llegar a encontrar acá.

Todo un desafío.

Entré a la habitación,mientras hablaba cosas sin sentido (los nervios, y la borracherita que tenía los causantes), me puse a mirarla de arriba abajo, inspeccionando cada rincón, tratando de familiarizarme con ella, con la esperanza de que los nervios se licuaran un poco. Absorta en mi misión, sentí que él  me abrazó por detrás y empezó a besarme el cuello… A los minutos estaba perdida en el fuego que me nacía desde las entrañas. Tanto tiempo sin tener contacto del tercer tipo, se cobra sus secuelas… Y estar mas caliente que carbón encendido era una de ellas.
Estábamos pasándola bomba, hasta que en un momento, se me cruza la imagen de mi ex por mi mente. Fue el comienzo del fin: Una ola de recuerdos azotaron mi mente, su voz empezó a retumbar en mis oídos, desconcentrandome. Abrí los ojos, y ahí estaba C, cuyo rostro se fundía con el de mi ex, y yo que me quería morir por estar pasando todo eso, justo, en ese momento.
Me resultaba muy díficil acostumbrarme al cuerpo de C. Durante años estuve con un solo cuerpo, perdiendo el trainning en eso del sexo casual. Aunque nunca fui una mujer muy casual que digamos, pero creo que ustedes sabrán entender a que me refiero.
En un momento, él me dice: ABRAZAME, por favor, ABRAZAME. Morí. En mi cabeza empezó a sonar el siguiente tema: https://www.youtube.com/watch?v=Af-0_xgJlA4 Listo. La concentración se habíha ido al mismisimo demonio. Lo que me faltaba, que C se pusiera romántico. Yo apenas podía mantener el sexo así como estaba, ni hablar de ponerme en papel de mujer tierna. No quería eso. No podía eso. No necesitaba eso. Yo quería sexo. No sexo con sentimientos. Pero C era puro sentimiento. Yo, puro nervio.

Terminamos. Fui al baño, me miré en el espejo. Me sentía desubicada como chupete en upite de muñeca. ¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Qué me pasaba que no podía tener sexo como la gente normal? ¿Hasta cuando mi interior iba albergar el recuerdo de este marmota que me había sonado la existencia?

Bueno, yo tenía bronca. Pero la parte amorosa de mí lo extrañaba, se sentía incomoda con lo que estaba sucediendo, y en ese momento, esa parte cursi era la que ganaba... para mi desgracia.

Salí del baño antes de que se preocupara; lo vi sentado en la cama, con una sonrisa de oreja a oreja, y con la mano golpeaba el colchón: "Vení, Cocki, vení" Me acosté a su lado, él me abrazó y me apretó fuerte a su cuerpo. Me besaba, me decía cosas una mas romántica que la otra, me besaba la frente, me halagaba mi desempeño en la cama, y hablaba… No paraba de hablar. Yo no paraba de tensionarme. Me sentía como un volcán a punto de estallar, pero no en la manera erótica, sino en la desastrosa.

En un momento salté de la cama. Lo miré y dije:

- Perdoname. Pero me voy
- ¿Eh? ¿Cómo que te vas?
- Si, me voy… Necesito estar sola. Sinceramente, perdóname, pero no puedo quedarme acá, necesito irme.

Mientras me iba poniendo la ropa.

- Pero Cocki, ¿que pasa? ¿Hice algo mal?
- No, no, al contrario, todo bien. El problema soy yo. Perdoname, no quiero hablar de eso, necesito irme.
- Pero... ¿Cómo te vas a ir? Entiendo que quieras estar sola, pero sabes que cualquiera se enojaría con algo así, ¿no?
- Si, y tendría toda la razón del mundo. Pero bueno, yo necesito irme. Perdoname, de nuevo.

Y me fui. Lo dejé solo en la habitación. Cuando pasé por la puerta de entrada, el de la recepción me miró raro. Estoy casi segura de que debe haber llamado a la habitación para asegurarse de que yo no haya dejado ningún cadáver. Porque de verdad huía como si hubiese cometido un crimen. 

Bueno, en mi mente, mas o menos... Había osado en tener sexo con otra persona que no era el son of the bitch. Hasta engañada y dejada, la mujer buena en mi le permanecía fiel.

Pero que parte gansa, mi dios. Solo a una mujer puede sentir tan ilógicamente.

En el taxi vuelta a casa, me sentía muy mal conmigo misma, me había escapado, huído, sin siquiera decir adiós, sin dar una explicación coherente. C, me llamaba sin parar. Puse el teléfono en silencio. No quería hablar con él. ¿Qué le iba a explicar? Que me fui por tener a otro hombre en la cabeza? No quería tampoco.

Nunca más volví a saber de C. Mejor. Aparte entiendo, que no debo ser de su adoración después de haberlo dejado solo, en pelotas en un telo. Así, de la nada, con la ayuda de unos alcoholes de mas soné una "amistad" con una noche de sexo, que ni siquiera pude disfrutar completamente. 

Maldita sea.

Lo que si agradezco a C, es que ese encuentro, a pesar de ser tan desastrozo, me puso nuevamente en carrera, y de cierta manera, pude romper el hielo, dejar de ser “virgen” por segunda vez. Reconozco que no fue la mejor manera, pero sirvió. Aunque C salió perjudicado.
Bueno, todo no se puede en la vida.

Hoy en día ya superé a mi ex en ese sentido, y puedo tener sexo sin que su molesto recuerdo esté presente… Lástima que en el proceso,  quebré un ego ajeno, y quedé como la peor desconsiderada, una mujer sin corazón, que usa a los hombres para satisfacer sus necesidades… No es así, pero bueno, ¿quién dijo que el camino al buen sexo iba a ser fácil? ¿eh?

La próxima avisen, así me preparo psicológicamente,  che.
Cocki Sarli.

4 comentarios:

  1. Jaja, a lo mejor C tiene un blog parecido a este y vos sos una de sus citas frustrantes...

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    1. ¿Te imaginás? Bueno, se lo dejo pasar, al fin de cuentas, tiene todo el derecho a prenderme fuego. jajajajajajaja
      Un besito para C. Mejor dos :* :*

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  2. No te sientas mal x destruir un ego masculino. El sexo casual es usar al otro para satisfacerse.

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    1. Sabias palabras Micaela ;) Igual me duró poco la culpabilidad jajajajajaja

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