Intimidades de una cualquiera

martes, 14 de febrero de 2017

Una Quimera como historia real.

-          - ¿Oliste la almohada?
-         -  Sí, porque sentí el perfume, y fue casi un acto reflejo.
-          - Uffff… Estás perdida.

“pero con conciencia” me dije. O tal vez es eso lo que estoy queriéndome hacer creer. Paso los días poniéndome límites, porque todo lo que vengo viviendo es muy intenso. Sé que si no pongo el límite la ilusión me va a ganar y me voy a decepcionar muy rápido. Tal vez necesite eso, decepcionarme, y dejarme de hinchar las pelotitas con todo este tema. Haga lo que haga me asaltan flashes de cuando estoy con él, y por momentos me siento adolescente de nuevo y pienso que sería encantadora toda esta historia, si no fuera por los detalles que la hacen terrenalmente cruda.

Es tanta la intensidad que se me hace difícil el despegue, y estoy contando con ciertos artilugios del destino, para que me separe el, porque yo no sé si voy a poder… Me acabo de dar cuenta, que cuento con la imposibilidad de dejar. Me cuesta mucho dejar ir, pucha. Miedo a que será, ¿no?

Otro día veré eso, ahora estoy con esto, que me llena mucho las manos, el tiempo, los espacios. Muchas veces estoy trabajando, o haciendo cosas de todos los días, cuando se me viene a la cabeza imágenes recordando nuestros encuentros, entonces es cuando una avalancha de cosquillas me agarran, y tengo que suspirar. También suspiro cuando recuerdo que él me mira a los ojos cuando me besa, cuando agarra mi cara entre sus manos, me mira fijo y se sonríe, que le gusta hacerse el tonto y rozar mi mano de manera “accidental”, o cuando me viene hablar de la nada misma, para poder estar un rato cerca. 

Cuando estamos cerca siento que somos dos imanes luchando para no pegarse el uno con el otro, es ahí, cuando yo estoy por pegar el suspiro, que él me mira y esboza una sonrisa cómplice que me lleva a sonreír también. La verdad es, que desde que todo comenzó, no puedo dejar de sonreír cuando estoy con él.

Lo que me gusta de esto, es que me tomó por sorpresa, porque yo no sabía, ni me imaginaba que él era capaz de generar todo este mundo de cosas en mí. Lo malo, es que es él quien me las genera, entonces debo atar todos los sentimientos bien fuerte, porque si uno se me escapa, soy boleta, y ahí me quiero ver…

No, mejor no.

Quienes saben de esto (llevarlo sola se me hace pesado) son aguas divididas: Algunos me dicen que lo disfrute y hasta festejan que se me haya despertado la parte sentimental de nuevo. Otros me dicen que huya sin mirar atrás, y maldicen que se me haya despertado la parte sentimental. No estoy ni un lado ni del otro, porque no se para dónde disparar. De su lado siento cosas: la forma en que me mira, como me acaricia, como busca generar los encuentros. A veces lo encuentro mirándome y sonriendo, me pregunto que estará pensando, pero no me animo a preguntarle, porque es una caja de pandora que no quiero abrir, aunque les reconozco que me mata la curiosidad. “El día se me hace larguísimo cuando no te veo” me dice. Yo me río y lo cargo, nos reímos, pero por dentro, solo tengo ganas de estamparle un beso porque me mata que me lo diga.

Uf. Releí este párrafo y fue una quimera. Otra vez suspiro, porque se me está haciendo difícil terminar de escribir esto. Escribo sin pensar, siempre, luego releo y edito. Acá me parece que no voy a editar nada porque me cuesta releer lo que estoy escribiendo.

No busqué esto, tampoco lo rechacé. No sé qué será que tengo que vivir, aprender, o escarmentar con esta experiencia. Algo dentro me dice que lo viva; tal vez sea mi estupidez, vaya una a saber. Cuestión: No sé nada de nada, siento mucho de todo. Lo que sí, no tengo miedo, si siento que debo ser muy precavida. También siento, que debo darme estas libertades de expresar lo que me pasa, porque si lo trato de reprimir se vuelve más fuerte, y la verdad es que el nivel de intensidad tan alto, me va hacer mal.

Estoy viviendo un día a la vez. No pienso en mañana, me esfuerzo mucho por no hacerlo. Quiero disfrutarlo y espero tener la sabiduría suficiente de saber cuándo sea el momento de irme.


Espero. 
Cocki.

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