Intimidades de una cualquiera

jueves, 2 de julio de 2015

Lo perfecto de las imperfecciones

Hay personas que tienen la suerte de tener padres normales, o una familia "normal" (lo pongo entre comillas, porque el concepto de normalidad varía según la casa que visitemos), lo cual no es mi caso. Mis padres se divorciaron antes de que yo estuviese en edad de esbozar una sílaba aunque sea, así que me críe en casa de mamá, con visitas a papá y refugiada casi en la casa de mis abuelos.

Desde muy chica vivía en mi propio mundo. Creativa al mango, siempre estaba bailando, cantando, dibujando, jugando con la plastilina, etc... Mi leivmotiv desde niña era crear, crear y crear. Entre esas cosas, obviamente, estaba escribir. Aún hoy, guardo mis diarios de niña, en donde encuentro poesías, narraciones, muchas cosas lindas, y me doy cuenta (que por favor no se tome a mal), que desde antes de que pudiese entender el concepto de amor, ya escribía sobre él bonito. Tenía el don, lástima que tardé mucho en explotarlo.

Encontré hace poco mis diarios, acomodando luego de haber sacado todas las cosas de mi ex de mi casa. Me senté y me puse a leerlos. Desde chica, era una enamorada del amor; me planteaba todo, analizaba por demás. Es decir, mis manías vienen conmigo creo que desde mi otra vida, y eso me hizo sonreír, porque si hubo algo que jamás perdí, es creer firmemente en el amor.

Esta creencia, fue algo difícil de mantener durante mi crecimiento, ya que mi madre es muy materialista, piensa que todos los hombres son porquería, y que hay que usarlos, y que la mujer debe imponerse y que el sexo es una debilidad.

Esa es mi madre. Pero es buena mujer, solo que está un poco... Como decirlo... Dañada es la palabra. Obviamente, pienso muy diferente a ella, lo cual ha llevado a guerras mundiales entre nosotras, porque si hay algo que mi madre no me va a perdonar jamás es que sea tan distinta a ella. Somos el agua y el aceite, el día y la noche, el blanco y el negro. Vos dirás: "Los opuestos se complementan, Cocki" y yo te contesto: "¿De que me estás hablando? En mi experiencia, los opuestos siempre terminan en guerra" Tanto es así que hoy en día el contacto con mi madre es casi nulo. No tenemos nada en común, nada de que hablar, porque lisa y llanamente, no nos entendemos. Pero nos amamos.

En cambio, con mi padre siempre nos llevábamos bien. Tenemos un sentido del humor parecido, así como el malhumor. Charlamos de cosas banales, y cosas profundas, me ha dado consejos excelentes, y me encanta ser su hija. Tuve la suerte, con él, de que nunca me trató como una flor delicada a punto de romperse, sino que siempre me habló como su par, me enseñó a defenderme y siempre, absolutamente siempre, me apoyaba sin importar que. Mi madre, siempre trató de ponerme en contra de mi padre, la ponía celosa que ambos nos lleváramos tan bien. Eso creó en un momento una brecha, que me llevó alejarme de mi papá, lo cual me tuvo triste durante muchisimo tiempo, pero al día de hoy estamos muy unidos por suerte, Tanto, que cuando me separé mi padre se encontraba de viaje, y aún así, sabiendo lo mal que estaba, agarró su auto, se hizo casi 200 km, solo para tomar un café conmigo durante media hora, y contenerme en ese momento tan duro que estaba pasando.

Ni les cuento como me sentí cuando lo vi cruzar la calle hacia el bar donde yo estaba... Me sentí un flan, chiquita, la nena de papá. Quería abrazarme a él, sin importarme mis 30 y pico, y decirle que por favor se quedara conmigo hasta que me deje de doler el corazón... El me abrazó tan pero tan fuerte, que sentí que en ese abrazo, de alguna manera, todo mi ser se unía, por un ratito, de nuevo. Me dijo: "Cocki, hija, vas a salir adelante. Sos mas fuerte de lo que sentís ahora. Vas a salir entera, y mas grande que nunca"

Ese café, trajo luz a ese momento feo. Y mi papá tuvo razón. Desde las sombras, siempre estuvo para mí, hasta que me vió completamente recuperada, y "viviendo" como dice él.

De cada uno extraje algo, pero el concepto que tengo de amor, viene de mis abuelos. Gracias a su matrimonio, a sus peleas, a sus miradas cómplices, a sus silencios llenos de palabras, creo, a pesar de los traspiés, de que el amor eterno existe. No de la forma romántica de las novelas, sino que lo vi ser tangible. El amor eterno es compañerismo, es paciencia, es saber enojarse en el momento, negociar, permanecer juntos en las tempestades, y saber darse libertades de vez en cuando. Ser libres, aún juntos, ser familia aún cuando no estés en tu mejor momento, ser dos que de vez en cuando, se hacen uno.

Cuando mi abuelo murió, vi, como parte de mi abuela murió con él. Ella renegaba mucho con él, pero creo que hoy daría lo que fuera por volver a decirle: "Papi, prestame atención cuando te hablo... Despertate!" Porque después de muchos años, gracias a su matrimonio, entendí que el enamoramiento se esfuma, para darle paso a un sentimiento mas maduro, mas concreto, mas firme, lo que da paso al sentimiento eterno, que resiste cualquier cosa, aún, cuando uno de ellos no está mas en el plano físico.
Era tanto el amor existente entre ellos, que entrar a la casa de mi abuela, era respirar hogar... De pe a pa. Eso no me pasaba en la casa donde vivía con mi madre, al contrario, era la casa de mi mamá, pero no era mi hogar. No lo veo como algo malo. Es mi mamá, pero también es una persona, y a veces, con las personas te llevas mal. Lo mismo se aplica acá.

Eso es a lo que aspiro. A lograr aunque sea, una mínima parte de lo que ellos tuvieron, a encontrar a alguien, que signifique lo que ellos significaron el uno para con el otro, con los aciertos y las arenas movedizas.

Yo creo en el amor, y creo que el amor también cree en mí, sino no me hubiera dado semejante ejemplos a seguir. Hasta mi madre, que no me acepta, se que me ama mas allá de lo que se puede explicar con palabras. No todos los amores son perfectos, pero todos tienen en común algo: que a pesar de los problemas, de las diferencias, sigue persistiendo, sigue encendido. De manera testaruda, voy a perseguir ese modelo de amor, que para mí es el mas verdadero y el mas duradero... A las pruebas me remito: El amor entre mi abuelo y mi abuela, ha superado las barreras de la muerte. Mi padre daría su vida por mí, así como yo por él, y mi madre, aún cuando no nos hablamos, sé que cualquier cosa que me suceda, ella estará ahí para mí.

Amores perfectamente imperfectos. ¿Quien no quiere un amor así?

Cocki Sarli


2 comentarios:

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